Humildad, sencillez y, por sobre todas las cosas, talento, son algunos de los rasgos que definen a Martina Castro, que con sólo 12 años sobresale en el mundo del ballet. A mediados del año pasado, y luego de cuatro años de formación en danza clásica, tuvo la oportunidad de viajar a Nueva York con una beca para tomar clases en el prestigioso American Ballet de Manhattan.
Este año, la carrera de la chica de Monte Grande, el Sur del GBA, volvió a tomar un nuevo impulso: Martina fue convocada por la producción del programa internacional “Enfant Prodiges”, que se emite en Canadá y países de habla francesa. Se trata de un ciclo de 18 episodios y en cada uno de ellos se relata, a modo de documental, la historia de un chico de algún lugar del mundo que tenga un talento especial o se destaque en algún área.
A principios de este mes, un equipo formado por cuatro canadienses pasó dos días en la casa de Martina, para comenzar a darle forma a un episodio que se emitirá en enero de 2019 y le dará a Martina la posibilidad de que el mundo conozca su historia y su talento. “Cuando contactaron a mi mamá desde Canadá, no lo podía creer. Hay miles de chicas que bailan súper bien y que suben videos y fotos a las redes. Me eligieron a mí, que no tengo nada subido. Todavía no entiendo bien por qué”, admite la chica de Monte Grande, con la humildad que tanto la caracteriza.
Me eligieron a mí, que no tengo nada subido a las redes. Todavía no entiendo bien porqué
Tanto Martina como su familia se sintieron muy cómodos con la presencia de los canadienses, que no sólo grabaron material en su casa sino también en el Instituto Domus, donde se entrena la nena con la bailarina Silvina Vacarelli. del Teatro Colón. “La gente de allá se quedó maravillada con Martu. Fueron muy cordiales y amables”, relata Andrea, su mamá. “Fue una experiencia muy linda. Todos eran muy buena onda. Al principio estaba un poco nerviosa pero después me pude soltar frente a las cámaras. Cuando me vea en la tele va a ser muy raro. Me va a dar vergüenza pero creo que también voy a reír mucho”, reconoce la bailarina.
Entreno cuatro horas de lunes a sábado, e incluso algún que otro domingo
El talento y la perseverancia de Martina se ven reflejados en las puertas que se le siguen abriendo. El verano pasado fue invitada a estudiar una semana en la única sede que la compañía Bolshoi tiene fuera de Rusia, en Joinville, Brasil. Allí tomó clases con una exigente maestra y le ofrecieron volver en julio, a audicionar para ingresar a la prestigiosa escuela rusa. Sin embargo, Martina todavía no está segura de querer dejar su país tan pronto. De lo que no le quedan dudas es de cuál es su mayor sueño: ser la primera bailarina de alguna compañía importante del mundo. “Creo que puedo lograrlo si sigo trabajando duro y superándome cada día”, concluye.