Para el BCRA, la disminución de la inflación vendrá de la mano de la reactivación del crédito por parte del sector privado. La presentación de Werning así lo explica.

Frente a inversores congregados en Nueva York, Estados Unidos, el vice del BCRA planteó una etapa de estabilización y crecimiento que comenzó en mayo y seguirá hasta diciembre de 2026, marcada por tres factores: reformas en la microeconomía, corrimiento del sector público para darle lugar al privado (“crowding in”) y aumento de la actividad.

“Uno de los objetivos de esta gestión del banco es que las entidades financieras recuperen su rol primario, que es el de la intermediación financiera: captar depósitos y prestarlos al sector privado, no ponerlos a una tasa en el Banco Central”, explican a Ámbito desde el BCRA. “El objetivo último se da cuando se recupera el crédito y los bancos empiezan a canalizar el ahorro de la gente en créditos productivos, personales e hipotecarios”, definen desde la entidad.

¿Cómo se instrumentaría?

En un contexto de “emisión cero” que caracteriza a la Fase 2 del programa económico, ¿de dónde saldría el dinero para la reactivación?

Según el economista Miguel Kiguel, la idea es que a partir de ahora la base monetaria sólo aumente como resultado de que los bancos incrementen la cantidad de pesos para prestar, bajando los activos remunerados del Tesoro (a través de las LEFIs).

La visión oficial del BCRA presentada en tierra estadounidense marca que esta dinámica se desarrollará en un contexto de remonetización de la economía. En la etapa planificada de estabilización y crecimiento, la base monetaria debería volver a un nivel “normal” para fines de 2026.

Para la consultora LCG, los créditos reaparecen lentamente en escena. Mayo se destacó por la recuperación en los préstamos y depósitos en términos reales (6,5% y 5,8% m/m real, respectivamente). Exceptuando la caída de los préstamos de Garantía real, que cayeron un 1,1% mensual real, el resto presentó incrementos reales mensuales, resaltando el caso de Consumo (8,9% m/m real).

Además, en las dos primeras semanas de junio, el stock total muestra una recomposición (+14,5% m/m nominal), esta vez traccionada principalmente por los préstamos a las empresas.

El dato es acompañado por la desaceleración de la inflación, que en mayo fue de 4,2%. Para julio, las mediciones de PriceStats, de Alberto Cavallo, marcan al 22 de julio una inflación mensual de 2,6%, lo que mostraría el nivel más bajo desde diciembre de 2021.

Sin embargo, para Haroldo Montagu, economista jefe de la consultora Vectorial, que dirige junto a Eduardo Hecker, los créditos “podrán ayudar un poco”, pero “lejos estamos de considerarlo un impulsor del crecimiento”.

El especialista advierte que “estamos en un nivel bajísimo en términos comparativos” en relación crédito al sector privado sobre el PBI. Argentina se encuentra en torno al 4% del total de préstamos al PBI, se trata del piso histórico de este indicador.

En cambio, para Bruno Bonfanti, economista de EcoLatina, el crecimiento del crédito en pesos al sector privado jugaría como factor a favor de la estrategia del Gobierno por dos vías: reactivación del consumo, actuando como sustituto temporal de ingresos diezmados, y redirección del exceso de liquidez en pesos que tienen los bancos desde títulos públicos hacia préstamos, reduciendo la exposición del sistema al riesgo soberano.

En este marco, desde la última baja de la tasa de Pases Pasivos, aplicada el 13 de mayo, el crédito en moneda nacional “evidenció un crecimiento real de 23% hasta mediados de julio”, marca el economista.

Sin embargo, Bonfanti señala que este crecimiento se sostuvo principalmente por un cambio en la estrategia de financiamiento de los exportadores. “En números, más de la mitad de dicha suba se explica por los Adelantos y Documentos (financiamiento destinado a empresas), mientras que apenas un tercio se explica por los Préstamos Personales y las Tarjetas de Crédito”, detalla el integrante de EcoLatina. Los plásticos explican apenas el 15% de la suba.

El impacto de la tasa de interés en la estrategia del Gobierno

Mientras tanto, cabe el interrogante respecto a cómo podría impactar una eventual suba de la tasa de política monetaria, determinada por el BCRA, en el objetivo oficial. ¿El aumento de la tasa de interés podría trastocar la demanda crediticia? Para Montagu, sucederá siempre y cuando “la tasa suba mucho”.

De todos modos, entiende que en Argentina la tasa de interés tampoco es un impulsor de créditos al sector privado. “Se trata de una variable que tiene una función más relacionada con la estabilización macro, en la pelea con el dólar, que una cuestión micro, en relación directa con el aumento de los préstamos. La visión de la recuperación en este sentido, queda un poco corta”, define el economista de Vectorial.

Para Bonfanti, en tanto, en el vínculo entre consumo y redito aparecen dos elementos a considerar: el nivel de endeudamiento previo (tanto de empresas como de personas) y las perspectivas de ingresos y ventas hacia adelante. “Difícilmente una empresa opte por endeudarse para financiar una expansión si sus perspectivas no reflejan un repunte considerable en las ventas”, expresó en diálogo con este medio.

En este marco, una suba de la tasa de interés del sistema “podría ser un obstáculo adicional para el crédito al sector privado”. Sin embargo, si el resultado es una mayor estabilidad macroeconómica y una mejora en las perspectivas del consumo, “el nivel de la tasa podría pasar a un segundo plano”.

¿Reactivación de la economía?: los últimos datos oficiales

Por ahora, el repunte de la economía se mantiene como una perspectiva. Según el último dato del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), en mayo la actividad creció 2,3% interanual y 1,3% respecto a abril.

Asimismo, indica Vectorial, la contribución del agro al crecimiento del EMAE (103,3% interanual) fue tal que, de no contabilizar dicho aumento, el indicador hubiese registrado una caída anual de 5,4%.

Los dos sectores dentro del EMAE que volvieron a repetir las mayores caídas fueron la Construcción (22,1%) y la Industria manufacturera (14,2%) que entre ambas, explican el 22% de la economía argentina. “Son dos sectores claves, el primero por su impacto en el empleo y el segundo por su tamaño en el total de la economía”, enfatizan desde la consultora.

El nivel general del EMAE, entonces, acumula una caída anual de 2,9% en los primeros 5 meses del año. El dato se conoce en la misma semana en que el FMI actualizó sus perspectivas de crecimiento, pronunciando la caída del PBI argentino de 2,8% a 3,5%. Para 2025, en cambio, entiende que la economía repuntará al 5%.

A su vez, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) dio a conocer una caída del 20,4% anual en junio de la industria pyme. También marca una baja intermensual del 3,1% y una variación acumulada del -19,2%. Con una capacidad instalada del 56,8%, el relevamiento de la entidad marca que el 43.4% de las empresas señalan a la falta de ventas como el principal obstáculo que enfrenta la industria.

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