No fue un percance de crédito lo que volteó al banco SVB. Fue el descalce de su fondeo a corto plazo con la cartera segura de bonos del Tesoro de EE.UU. y la huida de los depositantes sin cobertura del seguro de la FDIC. La corrida, ¿se podrá convertir en una crisis bancaria plena?

La Fed subirá las tasas más de lo pensado si la información económica lo amerita, dijo Jerome Powell en su doble visita, martes y miércoles, al Congreso. La decisión no está tomada. La realidad tendrá la última palabra. Una realidad exuberante. Nadie esperaba la creación de medio millón de empleos en enero (revisados de 517 mil a 504 mil). Tampoco una crisis bancaria gestada en 48 horas, jueves y viernes. Ni la liquidación de Silicon Valley Bank (SVB), la institución número 16 en activos en EE.UU., para frenar una corrida fulminante sobre sus depósitos. La inflación, que se conocerá mañana, era la clave para definir el calibre de la suba de tasas el próximo 22. ¿Lo sigue siendo? ¿O el temblor en la banca redujo de golpe el grado de libertad de la política monetaria? La inflación es la prioridad desde 2022. La altísima lectura de enero – precios minoristas, + 0,5%; deflactor de consumo, + 0,6% – reactualizó su importancia.
En el Congreso, la senadora Elizabeth Warren lo interrogó a Powell por la eventual pérdida de 2 millones de puestos de trabajo si elige una estrategia más agresiva. La respuesta: si no se doma la inflación las consecuencias serían peores. Con todo, es un debate abstracto. EE.UU. opera por encima del pleno empleo y las tasas no sacian la vorágine de la demanda laboral. Los astros están alineados. La inflación no termina de aterrizar, y la economía se recalienta de nuevo. La prescripción para lidiar con ambos es la misma: elevar el termostato. Pero, la Fed también debe velar por la estabilidad financiera. El germen de una crisis bancaria sí podría cruzarse en el camino de la política monetaria recargada. Llegado el caso, con objetivos contrapuestos y un único instrumento, ¿cuál tendrá el derecho de sobrepaso? En la declaración formal, la inflación. ¿Y en la realidad? Frenar de cuajo la corrida.
Primero cayó Silvergate, el banco que domina los negocios cripto. Luego sangró SVB, el líder de los startups de alta tecnología. ¿Eran instituciones sistémicas? Ninguna. Pero SVB produjo un cataclismo en las acciones de la banca. Las cuatro mayores entidades de los EE.UU. perdieron 47 mil millones de dólares de capitalización de mercado solo el jueves. ¿No son negocios muy disímiles? ¿No es un exceso de sensibilidad? Sí y sí, pero el contagio se produce entre los distintos por la presencia de factores en común, aunque sean escasos y menos relevantes que las diferencias. Ningún rasgo igualador más potente, en este caso, que la rauda suba de tasas que impulsa la Fed. Ahí anida el riesgo sistémico, desde ya. La contracara es la merma de la cantidad de dinero (incluyendo los depósitos). O sea, la reducción de los pasivos monetarios del sistema. La inversión de la curva de rendimientos complica todavía más el manejo de la liquidez. No fue un percance de crédito lo que volteó a SVB. Fue el descalce de su fondeo a corto plazo con la cartera segura de bonos del Tesoro, y la huida de los depositantes sin cobertura del seguro de la FDIC (dado un tope de 250 mil dólares por cuenta). La liquidación sumaria de SVB apuntó a zanjar el reguero de desconfianza.
La corrida puntual, ¿se podrá convertir en una crisis bancaria plena? La respuesta debería ser no. Pero el Tesoro reconoce que existen más bancos en la mira. Es fácil detectarlos: Pac West, First Republic, Signature, y al menos una docena más. La Fed, hoy mismo, ensayará un muro cortafuegos. Debe sedar a los depositantes sin garantía -que prevalecen en los bancos de nicho- para que no precipiten una crisis peor. Aun así, es una abolladura en las condiciones financieras. Toda la banca endurecerá la toma de riesgos de crédito y de liquidez. El costo de un paso en falso es prohibitivo.
¿Y qué hará la Fed el 22? La tasa de dos años se hundió medio punto después de ver el informe laboral y la turbulencia bancaria. Se confirmó la robustez del empleo. Se crearon 311 mil puestos netos de trabajo en febrero. A la par, la marcha más cansina de los salarios promedio (+ 0,2% versus 0,3% en enero) es un alivio. El promedio trimestral creció 3,1% interanual (un año atrás, en esos mismos meses, habían aumentado 5,1%). La veleta de los futuros de fed funds volvió a inclinar su oráculo a favor de una suba de 25 bps. La visión de Raphael Bostic, de la semana pasada, le sacó ventaja a la del propio Powell: “es apropiado ser cauteloso porque un efecto retrasado de la suba de tasas podría golpear a la economía pronto”. El cielo puede esperar. Y también la Fed, aunque la inflación traiga mucho envión.