
En este marco, sólo con el apoyo directo y claro de los Estados Unidos, que detentan el 17% de las acciones en el organismo e influyen en los votos de gran parte de occidente, podría haber cambios en las metas firmadas dentro del Facilidades Extendidas. Y no mucho más. Algo que tendría que descartarse en Buenos Aires es la alternativa de renegociar el acuerdo con otros términos, menos duros que los firmados el 25 de marzo pasado por Martín Guzmán. Esto, sabe la Argentina, ni siquiera puede ser planteado.
Esto deberá tener en cuenta Alberto Fernández al tomar una decisión, luego de haber recibido en la cena con Cristina Fernández de Kirchner del lunes pasado en Olivos, el mensaje de la vicepresidenta sobre que en poco tiempo Argentina deberá plantear ante el FMI una revisión general del Facilidades Extendidas y términos más cercanos a los que el kirchnerismo tiene en mente que a los negociados por Guzmán.
El exministro, por otra parte, le dejó al abandonar el cargo un mensaje a su sucesora Silvina Batakis: no habrá posibilidad alguna de que el board del organismo acepte cambios en el Facilidades Extendidas vigente, salvo que, obviamente, haya algún tipo de acuerdo político de altísimo nivel entre Fernández y Biden. Y que luego, el presidente norteamericano influya directamente para que los otros países miembros del directorio del FMI se plieguen a la misericordia que pediría el jefe de Estado norteamericano para ayudar, otra vez, a Argentina.
Guzmán había tomado contacto con los hombres del FMI el sábado por la tarde, ya cuando su operativo salida-venganza había sido concretado. La conversación era esperada con la misma intensidad tanto en Buenos Aires como en Washington, desde donde se quería entender lo que sucedía en Argentina.
No por desconocimiento de la realidad política criolla, dado que en el FMI se cuenta con información más que privilegiada sobre la crisis entre el albertismo (o lo que quedaba de él) y el kirchnerismo. La pregunta que surgía ayer por la tarde en el organismo, era qué pensaba Alberto Fernández sobre la continuidad del acuerdo aprobado el 25 de marzo en Washington. Más concretamente, si Argentina pensaba en continuar con el acuerdo o lo denunciaría como políticamente caído y, en consecuencia, llamaría a una renegociación.