El Ministerio de Economía de Brasil elevó su pronóstico de crecimiento económico para este año a un 2,7%, desde el 2% previsto en julio, luego de que datos oficiales del segundo trimestre mostraran una fuerte actividad.
La Secretaría de Política Económica del ministerio dijo que la revisión se produce después de que el crecimiento del PIB entre abril y junio sorprendiera las expectativas con un aumento del 1,2%. La actividad continuará expandiéndose en el segundo semestre, aunque más lentamente, agregó.
El índice de actividad económica del banco central, un referente del producto interior bruto, aumentó un 1,17% en julio con respecto al mes anterior. Frente al mismo mes del año anterior, la actividad creció un 3,87%, informó la entidad.
Desempleo
En los últimos días el Presidente recibió una buena noticia. La tasa de desempleo de Brasil cayó en agosto por sexto mes consecutivo a su nivel más bajo desde 2015 gracias a que el mercado laboral continuó recuperándose. Pero no todo es color de rosas: el trabajo informal se ha disparado para 13,1 millones de brasileños, que representan el 39,8% de la población activa.
Datos oficiales publicados el viernes mostraron que el desempleo disminuyó al 8,9% en los tres meses que terminaron en agosto, igualando la estimación mediana de los economistas encuestados por Bloomberg. Bolsonaro asumió con una inflación del 11,6% y lo aumentó al 13,2%. Sin embargo, logró reducirlo paulatinamente. De esta manera, el número de desempleados se redujo a 9,7 millones, el nivel más bajo desde diciembre de 2015, según los últimos datos informados por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE)Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Otros datos
- El principal índice bursátil, Bovespa, ha subido un 25% desde que Bolsonaro llegó al poder y un 65% desde los mínimos de la pandemia.
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La inflación bajó al 8,73% en agosto desde el 10,07% de julio, por debajo de la zona euro y casi como Estados Unidos, donde fue del 8,3%. Por segundo mes consecutivo, el país está en deflación, gracias a la bajada de los precios de los carburantes y a las medidas del Banco Central, que inició a tiempo el ciclo de subidas de las tasas de interés.
- Un Brasil más endeudado: la deuda equivalente al 77,6% del PIB en el pasado julio) y dejará lo que los economistas han tildado de “bomba fiscal”. Los gastos se encuentran contenidos y existen demandas sociales que presionarán el presupuesto y la situación fiscal del país. En el último tiempo, el Presidente aumentó el gasto por las elecciones presidenciales.
- El hambre, una problemática que se metió en la campaña electoral: 33,1 millones de brasileños sufren hambre. La cifra, con un alza del 73% en los últimos dos años, pertenece a la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria (Penssan).
El expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), favorito en las encuestas, culpa al presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro de la reaparición de Brasil en el «Mapa del Hambre» de la ONU en 2021: 28,9% de la población padece «inseguridad alimentaria moderada o severa».
El país había sido eliminado del registro en 2014, tras un auge económico y programas sociales que ayudaron a 30 millones de personas a salir de la pobreza durante el gobierno de Lula. Bolsonaro contraataca acusando al izquierdista de dejar a Brasil en bancarrota por la corrupción.