Lo cierto es que este escenario podría agravarse todavía más en el mediano plazo, con ventas de soja en su nivel más bajo de los últimos cinco años y con precios internacionales en franca caída. Es por eso que algunos analistas arriesgan también que las exportaciones de los principales complejos del agro pueden reducirse bastante más de u$s200 millones y en esa ecuación además ingresa la caída del área y cosecha del trigo.

De cualquier manera el campo aportará este año un ingreso récord de más de u$s38.000 millones, pero se viene un segundo semestre al menos complicado para la economía teniendo en cuenta que su principal y mayor generador de divisas está mostrando valores en retroceso.

Por lo pronto, el contrato soja ya está muy lejos de aquel pico de u$s650 por tonelada y este miércoles cerró en el mercado de Chicago a u$s532,4 la tonelada, mostrando una caída de más de u$s10 para el contrato agosto. En tanto, con precios en baja y la economía atravesando una fuerte turbulencia, los productores agropecuarios eligen guardar la oleaginosa como refugio de valor y eso también se comenzará a sentirse en el ingreso de dólares de las próximas semanas.

Según la estadística del ministerio de Agricultura, todavía quedan por venderse 22,9 millones de toneladas de soja, valuadas en alrededor de u$s12.700 millones a precio de exportación, este atraso en las ventas de soja es el más profundo de los últimos cinco años y anota su peor registro en 15 años.

En la semana que finalizó el pasado 13 de julio se vendieron apenas poco más de 480.000 toneladas y no hay señales de que la comercialización se vaya a reactivar en las próximas semanas, todo lo contrario. Es por eso que las empresas agroexportadoras proponen que el Gobierno ejecute en el corto plazo una baja sustancial, de no menos de 10 puntos de los derechos de exportación a la soja de manera temporal, para de esta manera incentivar a los productores a vender sus granos almacenados en los silos. Una medida que por el momento el Gobierno no estaría dispuesto a tomar, pero lo cierto es que hay una necesidad de que ingresen más dólares y el campo puede convertirse una vez más en el motor indiscutido de una economía que atraviesa fuertes turbulencias.

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