Los desafíos del presente y el futuro en el mediano plazo, tienen como eje de discusión el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Cómo mejorar la producción de alimentos, maximizar los recursos energéticos y el fomento de la economía del conocimiento, entre tantos aspectos, son los escenarios de esa competencia, en la cual Argentina no está exento.

La Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) tiene como tarea vincular las inversiones (del sector público y privado) con la innovación. Se trata del engranaje que tiene el Gobierno nacional para combinar ciencia con producción.

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Desarrollo tecnológico e innovación: los pilares del futuro

Ámbito tuvo la oportunidad de entrevistar a Fernando Peirano, titular de la Agencia I+D+i, para analizar el estado de situación del desarrollo científico y productivo del país.

Periodista: ¿Cuál es la situación hoy de la Agencia I+D+i?

Fernando Peirano: “Actualmente, el organismo de evaluación tiene 9.000 proyectos. De ese total de iniciativas, 6.000 son de ciencias básicas y las restantes 3.000 sobre tecnología. Allí intervienen alrededor de 30.000 investigadores y becarios, que trabajan sobre cinco ejes centrales: Salud, Alimentos, Transición a producción más verde, Transición a energías renovables y Transición a lo digital”.

P. ; ¿Cómo se financian esos proyectos?

F.P. : “Combinamos diferentes fuentes de financiamiento, desde el Tesoro Nacional hasta recursos del BID, Banco Mundial, la CAF, constituimos un fondo fiduciario con esas fuentes y evaluamos los proyectos”.

Federalismo concertado

P. : Teniendo en cuenta las asimetrías de Argentina, ¿cómo se coordina este avance?

F.P. : “Hacemos foco en el federalismo concertado: esto es la coincidencia de intereses, el trabajo productivo y la inversión, en conjunto. Un claro ejemplo es Vaca Muerta. Sabemos cuál es su alcance en términos geológicos. Pero en términos económicos, Vaca Muerta está en la localidad bonaerense de Mercedes, una empresa metalmecánica fabrica los envases de lo que allí se extrae. También está en el barrio porteño de Parque Patricios, donde están los simuladores de realidad aumentada donde se forman los trabajadores que van a operar en la planta”.

P. : ¿Cuáles son los avances destacados en el país?

F.P. : “En la actualidad, la bio y nanotecnología tienen una fuerte pujanza, sumado al empuje de las startups tecnológicas. En ese sentido, se anunció un programa de $3.600 millones destinados a sectores que conforman la “nueva economía”, como Vaca Muerta, minería del litio e hidrógeno, alimentos, explotación de servicios de conocimiento y la bio y nanotecnología. Todo eso es una “nueva economía” que no la teníamos visualizada 10 años atrás y hoy forma parte de nuestra microeconomía y puede ser parte de una solución a las restricciones que tenemos. Es conocimiento que alentamos con pesos y nos genera dólares”.

P: Según tu experiencia, ¿de qué se habla en el mundo? ¿Qué se busca en términos de ciencia, tecnología y producción?

F.P. : “Argentina tiene tres ejes para el desarrollo económico: los recursos naturales, la tradición productiva y el conocimiento. El desafío es acceder a la tecnología que le da valor a ese recurso natural. El mundo necesita nuevas y mejores fuentes de energía, necesita nuevos minerales como el litio o fuentes de energía como hidrógeno verde o azul, lo mismo con las proteínas vegetales. En esos tres temas, Argentina tiene un potencial importante, por lo que nuestra tarea es lograr esa transformación, algo que viene sucediendo.

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La situación en Argentina

P. : La economía del conocimiento es hoy la tercera ventana de exportaciones del país. Eso es importante por el ingreso de dólares, clave para este momento de la economía.

F.P. : En números hoy tiene 450.000 empleos en el país. Se destaca su potencial porque tiene un patrón mucho más federal que lo que ha tenido la industria. Según el plan industrial Argentina Productiva 2030, habla de u$s90.000 millones extras generados en exportaciones en una década, si ponemos todo esto en valor desplegado. Con estos niveles, es posible llegar hasta los u$s33.000 mil millones en un año, sobre los u$s7.000 millones de hoy, como proyección.

Este escenario permite multiplicar hasta por cinco o seis la capacidad de exportación. Eso es interesante cuando vemos el contraste entre una macroeconomía con colores grises y restricciones en relación a una micro que se está desplegando que avanza y genera más empleo. En la medida que se fortalezca esta nueva economía basada en el conocimiento, donde se articulan recursos naturales, producción y conocimiento, podrá ayudar a sostener una macro que hoy padece la falta de dólares, la inestabilidad monetaria y otras restricciones.

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