El contexto macroeconómico repercute en la tercera actividad que genera empleo registrado: los servicios inmobiliarios. Según un informe privado, luego de seis años se frenó la tendencia a la baja del valor promedio de la incidencia de la tierra.
El dato surge del último relevamiento de Adrián Mercado, la plataforma especializada en subastas online. De acuerdo al informe realizado, la incidencia promedio por m2 pasó de u$s453 en 2023 a u$s450 en 2024, registrando una leve baja del 0,6%.
El indicador determina el precio correspondiente a la tierra por m2 vendible en un emprendimiento inmobiliario. Su variación depende de la localización, capacidad constructiva y la oferta existente.
La tendencia a la suba se quebró en 2018, ubicándose en u$s657, y desde ahí en adelante evolucionó a la baja, hasta el último dato mencionado. Así, el valor promedio de la incidencia se ubica en valores similares al de 2012, cuando se ubicaba en u$s444.
La estabilización del precio se explica por dos razones: las expectativas de suba del valor del m2 terminado a mediano plazo, producto del aumento del costo de construcción en dólares, y el advenimiento del crédito hipotecario, anunciado a mediados de mayo.
A su vez, Alejandro Bennazar, representante de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), agregó que el precio del m2 podría aumentar una vez iniciado el blanqueo de capitales tratado en el Congreso, al tiempo que la agroindustria “está empujando muy bien en los distintos sectores” porque “sacando las tareas culturales del campo, lo que sobra normalmente va tradicionalmente a la inversión inmobiliaria”.
Para Bennazar, la expectativa está puesta en un incremento del precio de la tierra en torno al 50% de aquí a fin de año, incluso en la duplicación de los valores para 2025.
Según el referente del mercado inmobiliario, el DNU que desregula el precio de los alquileres “permite la negociación entre partes” y eso trajo “mucha estabilidad al mercado«.
El valor promedio de la incidencia de la tierra está íntimamente vinculado tanto con su ubicación como con la calidad constructiva del desarrollador.
Los barrios que registran el piso, según Adrián Mercado, son Villa Riachuelo y Villa Soldati, ambos con un valor de incidencia promedio de u$s125. Le siguen La Boca de u$s140, Villa Lugano y Floresta de u$s145.
En el otro extremo, los precios más altos se encuentran en Puerto Madero, con un valor promedio de u$s1.286, Recoleta de u$s820, Belgrano de u$s700, Palermo de u$s650 y Colegiales de u$s600.
Como muestran los datos, en CABA existe una amplia variedad de precios de tierra. Sin embargo, de acuerdo a Reporte Inmobiliario, plataforma dedicada al análisis del Real Estate, solo el 2,9% sobrepasan los u$s1.000.
Mariano Malbrán, presidente de la Cámara de Empresas de Servicios Inmobiliarios (CAMESI), cuenta a Ámbito que el valor de incidencia de los lotes “ha comenzado a recuperarse luego de seis años de baja consecutiva” gracias al aumento del valor del m2 de construcción, que efectivamente se traslada al precio de las propiedades.
En ese sentido, resalta que la zonificación que el Estado determina sobre el lote también incide en el precio del m2 de la tierra, puesto que “fijará la cantidad de unidades funcionales, posible subdivisión en lotes o el destino exigido en dicho sector (comercial, industrial, multifamiliar)”.
A su vez, espera que los créditos hipotecarios repercutan en el precio de la tierra porque “serán un boom” en tanto y en cuanto se logre la estabilidad macroeconómica ya que “hay mucha demanda contenida”. De momento, los bancos reconocen que las consultas por los créditos son altas, pero el nivel de ejecución poco significativo.
Distinta es la mirada de Marta Liotto, presidente de CUCICBA, sobre la incidencia de los hipotecarios en el precio del m2: “Los créditos que ofrecen los bancos hablan de un inmueble terminado, no construcción. Entiendo que eso vendrá en una segunda etapa, a medida de que se vaya acomodando la economía”, entiende la especialista.
Al mismo tiempo, advierte que debido al aumento de los productos para la finalización de una obra, terminarla “te deja fuera de mercado en relación al valor del m2”, y admite que la oferta para construir está, pero que “la construcción no está moviendo el amperímetro de una buena comercialización”.
Esta misma lógica recorre el informe de Adrián Mercado al señalar la fuerte suba del costo de la construcción en dólares como la causa de la concentración en obras de mayor envergadura en m2. En ese sentido, entiende que el segmento de desarrolladores Pyme se muestra “más cauteloso” que el de los grandes jugadores de volumen a la hora de decidir el comienzo de un nuevo proyecto.