Así, el indicador que sigue la evolución de los empleados formales con estabilidad laboral en el último año volvió a ganarle a la inflación, luego de caer en mayo, y al igual que sucedió en abril, marzo y febrero.

“En términos generales, lo que se observa es que la paritaria, a pesar de los niveles de inflación elevados, logra equiparar esos niveles e incluso en algunos meses quedar algún punto por encima. De hecho, el RIPTE muestra una variación en el 2023 arriba del 55%, con una inflación más cercana al 51%”, explicó a Ámbito Hernán Letcher, director del CEPA.

Lo que de todas formas no ilustra ese proceso es que hay sectores asalariados, que incluso con paritarias, quedan por debajo de la inflación. Y sectores asalariados no registrados, cuya evolución le cuesta más equiparar esos niveles”, remarcó Letcher, quien agregó: “Este contexto, de todas formas, está caracterizado por un nivel salarial similar a finales de 2019. Es decir, no se pudo recuperar nada de lo perdido anteriormente”.

De hecho, de acuerdo a los últimos datos difundidos por el INDEC, en mayo los salarios subieron 7,5% y perdieron contra una inflación de 7,8%. Sin embargo, se evidenció la heterogeneidad según los distintos sectores: los registrados privados y el sector público cerraron por encima en ese mes, mientras que el sector privado no registrado volvió a caer.

En el acumulado interanual, los privados registrados acumularon una suba de 108,7%, los del sector público 118,4% y los no registrados, 77,4%, frente a una inflación que fue del 114,3% interanual para ese período.

De cara a lo que pueda ocurrir en los próximos meses, Letcher sostuvo que “la dinámica se va a sostener”: “Va a haber paritarias equivalentes al nivel inflacionario de acá a fin de año. La curva de inflación no se va a sostener con el nivel de inclinación que tenía, de hecho, julio y agosto va a estar un poco por encima del 6%. Pero, de todas formas, creemos que el poder adquisitivo se va a sostener en los próximos meses”.

Impacto de la actividad

Más allá del impacto que provoca la elevada inflación en el poder adquisitivo, una caída en los niveles de actividad económica también puede repercutir de manera negativa en los salarios. Y eso, advierten analistas, podría conspirar este año en la carrera de los ingresos contra los precios.

“Claramente, cuando hay inflación, sobre todo cuando es tan alta, está el riesgo de perder poder adquisitivo en los salarios. Pero, cuando hay recesión, esa probabilidad es muchísimo más alta. Porque obviamente, las empresas acomodan los sueldos que no pueden pagar, porque caen sus ventas, actualizándolos a un ritmo menor al de la inflación. Con lo cual, logran bajar el costo de sueldos”, explicó Aldo Abram, director ejecutivo de la Fundación Libertad y Progreso.

“Suele pasar que los ingresos de las personas tienden a perder poder adquisitivo con alta probabilidad en el momento en que hay una recesión. Pero quienes están más complicados cuando hay alta inflación, y ni que hablar si se combina con recesión, son los sectores informales. Y los sectores que son formales, pero trabajan de manera independiente. Ellos son quienes más pierden, porque no tienen la protección que tiene aquel que tiene un trabajo formal en el sector privado. Esos sectores, tienden a poder seguir más de cerca lo que es la evolución de la inflación, aunque haya recesión, que los sectores que son independientes e informales”, resaltó Abram.

Al respecto, la Facultad de Ciencias Empresariales de la Sede Rosario de la Universidad Austral realizó un estudio para determinar “cuánto afecta una recesión al bolsillo del trabajador”. Los resultados, permiten estimar la variación del poder adquisitivo como consecuencia pura y exclusivamente del ciclo económico (es decir, asumiendo que el resto de los factores que inciden sobre los salarios no varían).

“Un primer resultado es que, en promedio, los salarios reales son relativamente elásticos o sensibles al ciclo económico, en el sentido de que un aumento de 1% en el PBI genera un aumento más que proporcional en el poder adquisitivo (aproximadamente 1,8%)”, detalló el estudio.

De todas formas, dicha “elasticidad” no es igual para todos los niveles de ingresos. El informe destacó que “los asalariados de bajos ingresos son los más afectados por el ciclo económico en general, dado que sus salarios reales reaccionan con mayor intensidad a lo que ocurre con la producción agregada de la economía, en comparación con los trabajadores de altos ingresos”.

En ese escenario, contemplando una caída del nivel de actividad del 3% para este año (según las estimaciones del REM del BCRA), desde la Universidad Austral señalaron que se puede “esperar que el poder adquisitivo de un asalariado formal promedio se reduzca, por efecto del ciclo económico, en 5,7%”. “Claramente, el sector de bajos ingresos tiene una pérdida mayor: para el primer decil, el salario real se reduciría en más de 8,0%. En cambio, los sectores de mayor poder adquisitivo perderían menos que el promedio; por ejemplo, el noveno decil perdería 3,5% de su poder adquisitivo, que es incluso menos de la mitad de lo que pierden los trabajadores de bajos ingresos”, destacó el estudio.

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