En el Gobierno apuntan a que los mayores controles en las importaciones y las medidas tomadas para desincentivar los gastos con tarjeta en el exterior ayuden a desacelerar el ritmo de salida de divisas. Al mismo tiempo, esperan que hasta fin de año continúen llegando dólares frescos por parte de los organismos multilaterales, sobre todo del Banco Interamericano de Desarrollo.
De todas maneras, la tensión cambiaria volvió a encender las alarmas esta semana. El dólar MEP cerró en $314, el CCL escaló hasta los $328 y volvió a estirar la brecha con el tipo de cambio oficial, que en este último caso se acerca peligrosamente al 100%. Con este escenario, nadie confirma, aunque tampoco descarta, que se puedan tomar medidas de otro tipo si es que son necesarias.
En ese sentido, cada vez que se atraviesa una situación de escasez, se mira hacia los sectores exportadores que podrían aportar divisas en el corto plazo. En septiembre la vía elegida fue la del tipo de cambio diferencial para la liquidación de soja. En aquél momento se pagó $200 por cada dólar exportado y, pese a las especulaciones previas, se reunieron más de u$s8.000 millones. La contracara es que se aceleró la emisión monetaria, en un contexto de presiones inflacionarias.
La primera pregunta que surge es si queda soja por liquidar. Un consultor sectorial relevante en el mercado, le explicó a Ámbito que “según los datos oficiales, la producción fue 43 millones de toneladas, por lo que quedarían 12 millones sin comercializar y otros 4 millones sin precio, en total 16 millones». Aunque aclaró: «En el mercado se estima un poco menos: cerca de 10 millones. Nosotros lo calculamos sobre esa base a un valor FOB estimado de u$s550 y nos da que quedan unos u$s5.500 millones sin liquidar”.
En la industria calculan que quedan en silobolsas unos u$s3.500 millones en total. Si bien verían con buenos ojos que se aceleren las ventas para poder incrementar el uso de la capacidad instalada, aclaran que hasta el momento “no fueron convocados para discutir un nuevo incentivo exportador” pero sospechan que “podría instrumentarse en diciembre para lograr alcanzar las metas fiscales y de reservas pautadas con el Fondo Monetario Internacional».
En una entrevista realizada este domingo en Futurock, Massa contextualizó la medida que se tomó en septiembre pero evitó confirmar o descartar que se vuelva a repetir. “Hace poco tuvimos una primera experiencia que tenía como objetivo lograr u$s5.000 millones y se lograron u$s8.160 millones. Parece que hubiese sido hace siglos pero fue hace menos de 60 días. Eso nos permitió fortalecer las reservas del Banco Central”, dijo. En esa línea, sostuvo: “Trabajamos todos los días con los sectores productivos para ver cuáles son los mejores instrumentos para aumentar los volúmenes de exportaciones. Hay que ir mirando sobre la oportunidad que te presentan los mercados globales, los precios internacionales, los volúmenes de demanda de los diferentes países. Estas decisiones se toman mirando el contexto que va observando semana a semana el Ministerio”.
En cualquier caso, está claro que ningún funcionario descarta herramientas a la hora de pensar cómo hacerse de dólares. Un secretario de llegada permanente al Ministro confió a este medio que se espera apoyo de Brasil una vez que Lula da Silva asuma la presidencia a comienzos de 2023. Esto podría canalizarse, por ejemplo, a través de una eventual cesión de Derechos Especiales de Giro. Aunque lo más concreto hasta ahora es el proyecto para que el Banco de Desarrollo de ese país financie el segundo tramo del gasoducto Néstor Kirchner por unos u$s500 millones.
Si alguna de esas opciones prospera, serán bien recibidas para sortear las presiones devaluatorias que en el Gobierno adjudican a “cuatro bancos” que tienen vencimientos la última semana de diciembre y que “van a perder mucha plata porque especularon con un escenario de dólar oficial a $200 para el mundial”.