La crisis económica sigue afectando a distintas compañías independientemente del rubro. Conocé este nuevo caso.
La industria del cómic en los Estados Unidos está en un momento crítico. Una de las compañías más grandes de distribución de estos productos, Diamond Comic, acaba de anunciar la bancarrota bajo el capítulo 11 según la ley norteamericana. Esto quiere decir que el objetivo de la empresa es acceder a una reestructuración de sus deudas y propiedades sin liquidar todos sus bienes.
Si bien esto no significa que la compañía está en quiebra, esta noticia marca un antes y un después en la industria del sector. Según el presidente de Diamond, esto le da tiempo para pagar sus deudas, renegociar acuerdos con proveedores clave, reducir costes operativos y buscar nuevas vías de financiación para asegurar su estabilidad a largo plazo.
Cómo Diamond se encuentra en bancarrota
Desde la explosión de la Pandemia del Covid-19 en el año 2020 todo cambió para Diamond. Su cierre temporal forzó a editoriales como DC y Marvel a buscar alternativas. Esto dio lugar al crecimiento de competidores como Lunar y Penguin Random House, quienes ahora manejan grandes nombres como DC, Marvel y BOOM! Studios.
No obstante, Diamond sigue siendo vital para el sector porque su política de envíos abiertos permite a pequeñas editoriales, como Antarctic Press o Blood Moon Comics, distribuir sus obras en tiendas de cómics. Si no sobrevive a esta crisis, muchos de esos pequeños productores podrían desaparecer del mapa, afectando la diversidad de la industria.
El impacto de la caída de Diamond en la industria del cómic
La caída de Diamond generaría un impacto enorme en la industria. Por un lado, Lunar y Penguin Random House deberían repartirse el vacío que la empresa dejaría, y por otro, podría darse una fragmentación en el mercado, dificultando aún más la entrada de nuevas editoriales y creadores independientes.
Algunos ven esta situación como una oportunidad para la industria. La caída del monopolio podría fomentar la innovación en la distribución de cómics y abrir la puerta a nuevos modelos de negocio. Sin embargo, el riesgo de perder obras independientes y minoritarias es real, dejando un panorama más limitado para los lectores.