El debate por la despenalización de la interrupción del embarazo en el país puso en agenda la discusión de los derechos sexuales y reproductivos en todo el continente.

Por Lucía Cholakian Herrera y Carla Perelló, desde la redacción de NODAL

Hoy, 8 de agosto, se debatirá en el Senado argentino el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que recibió media sanción en la Cámara de Diputados el pasado 14 de junio. La ley, que legalizaría el aborto para las personas gestantes del país, puso en agenda una discusión muy esperada: la de los derechos sexuales y reproductivos no sólo en Argentina sino también en muchos países de América Latina.

Desde marzo, mes en el que el presidente Mauricio Macri anunció que habilitaría su debate en el Congreso, la discusión por el aborto legal cobró dimensiones sin precedentes en los medios, las instituciones y la esfera pública. Atravesado por décadas de lucha por parte del movimiento feminista pero también por fuertes pujas de intereses por parte de la Iglesia y sectores conservadores de la política, las discusiones alcanzaron carácter internacional: prueba de ello es que durante esta semana se realizarán cerca de 40 pañuelazos en distintas ciudades del mundo para apoyar la votación favorable en el Senado argentino.

La región no estuvo exenta de la “marea verde”. Ante un contexto adverso, de avanzada de la derecha neoliberal en muchos países, el movimiento feminista redobló la apuesta. Es que ante mayor pobreza y desigualdad, las mujeres resisten una doble opresión.

El reclamo por el aborto legal en América Latina no está solamente ligado al pedido de garantía por parte del Estado de prácticas de interrupción voluntaria del embarazo seguras y salubres, sino también a la descriminalización de las mujeres y personas gestantes por estos motivos. Para más, la clandestinidad del aborto dificulta el acceso a cifras que den cuenta del panorama que se vive. El tabú es tal que en algunos países ni siquiera existen estimativos sobre mujeres ingresadas a hospitales por complicaciones ni los Estados intentan llevar adelante una política que visibilice esta práctica. Pues las mujeres abortan pese a las condenas de la leyes y pese a arriesgarse a la muerte. Leyes que, en muchos casos, tampoco son efectivas y sólo ponen un manto de oscuridad sobre las decisiones que toman las mujeres y personas gestantes.

Se conocen, de todas maneras, historias que las organizaciones feministas y el movimiento de mujeres se han dado la tarea de visibilizar. En República Dominicana, Rosaura -de 16 años- murió por tener leucemia y haber sido negada a un tratamiento por estar embarazada. Belén, de Argentina, y Teodora, de El Salvador, cumplieron penas en la cárcel por abortos espontáneos y complicaciones obstétricas. Mainumby, de Paraguay, fue violada a los 10 años y obligada a parir. Tania tuvo que hacerse un aborto clandestino en Chile para poder tratarse por el cáncer, ya que se le negaba uno seguro. Las historias siguen. Las organizaciones de América Latina y el Caribe luchan por la legalización del aborto desde una perspectiva de géneros, derechos y clase. Desde NODAL recopilamos sus voces y tuvimos conversaciones acerca de las demandas particulares de cada sociedad, articulando un mapa que da cuenta de una cosa: la demanda por el aborto legal es regional.

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