Aída Bogo de Sarti tiene 88 años y un sinfín de historias dentro de su intensa vida. Ella es «Madre fundadora» de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y su historia estuvo marcada por la lucha, el esfuerzo y un pedido de Justicia que se hizo eco en todos los rincones del planeta.
En el año 1976 era madre de Beatriz y Claudia, trabajaba como modista y junto a su marido, José Sarti, llevaban una vida amena en la localidad de Remedios de Escalada, en el sur del Gran Buenos Aires. Ese año, en pleno proceso militar, su hija decidió formar parte del Ejercito Revolucionario del Pueblo (ERP), decisión que acabó con su vida, ya que durante la dictadura militar se estima que unos 5.000 desaparecidos fueron parte de ese frente de resistencia.
«Mi Marido y yo le decíamos que iba a tener problemas. Ya nos habían dicho que muchas personas habían desaparecido, pero ella tomó su decisión y se fue de casa» nos cuenta con un dolor desmesurado ante tamaña perdida.
A Beatriz la secuestraron el 17 de mayo de 1977 junto a su novio, Ángel Arias, en el departamento que compartían en la localidad de Lanús. Los vecinos relataron que escucharon muchos disparos y que encontraron manchas de sangre en las paredes de la vivienda:“Nunca supimos nada de ellos. Ni siquiera sabemos si se los llevaron vivos o muertos. Lo único que sabemos es que se los llevaron”.
Luego de vivir durante un año en la casa de su madre y de compartir el hogar de unos amigos en Gerli «Para tratar de despistar a los militares» compró junto a su marido un terreno en Monte Grande a mediados de 1977 donde construyó la casa en la que vive actualmente.
Aída es una pieza fundamental de la Linea Fundadora de las Madres de Plaza de Mayo. Desde que comenzó a formar parte de ese grupo de mujeres tan aguerridas y luchadoras – ademas de manejar el archivo – fue la encargada de confección los famosos pañuelos que portan en su cabeza gracias a su gran habilidad en la costura.
Entre tantas vivencias con las Madres, destacó la realización de un festival donde se presentaron nada más y nada menos que el catalán Joan Manuel Serrat y el cubano Silvio Rodriguez donde convocaron a más de 30 mil personas en el Estadio de Ferrocarril Oeste, que sirvió para comprar la actual casa de las Madres, ubicada en el centro porteño.
Hace pocos días, el municipio decidió declararla Ciudadana Ilustre de Esteban Echeverría «por sus 40 años de lucha» como reza la placa que le regalaron. Esta condecoración se dio gracias a un petitorio que se realizó durante un año, donde se juntaron la firma de miles de vecinos, de distintas organizaciones y establecimiento educativos que apoyaron la moción.
Info Echeverría se acercó a su casa de la calle Almirante Brown y le realizó una pequeña, pero muy interesante entrevista, donde nos brindó detalles de su vida y sus sensaciones al recibir semejante nombramiento por parte del municipio.
¿Recuerda como se vivía en la epoca del proceso?
Era una tensión constante. Después del primer allanamiento que sufrimos en el año 76, Con mi marido y mi hija Claudia nos tuvimos que mudar varias veces. En mi casa de Escalada dejé una nota en la que le decía a mi marido que me había ido a visitar a mi mamá que estaba enferma, pero solo para que no piensen que nos estábamos ocultando, sino estoy segura que nos iban a querer matar. Fueron tres operativos. Recuerdo que en el tercero defendí a mi hija como una leona. Nos separaron a los tres, a mi adentro de la casa, a mi marido (que lo lastimaron de un culatazo) afuera y a Claudia en otro lado. Me pedían que les entregue a Beatriz, que ya no vivía más con nosotros. En un momento se quisieron llevar afuera a mi hija para ver si la reconocía la mujer que manejaba el Falcon con el que llegaron y yo enfrenté a los «milícos» para que no le hagan nada, en esos momentos sacás la fuerza y la valentía que ni vos sabes que tenes.
¿Que sintió cuando finalizó la dictadura?
Fue una mezcla de sensaciones. Por un lado alivio, pero por otro, cuando asumió Alfonsín lo único que nos importaba era que cumpliera con todo lo que nos había prometido. Yo por mi parte le tenía admiración por eso me dolió que se tuvo que ir antes, pero se que muchas cosas las cayó para cuidar la democracia.
¿Cuando tomó dimensión de lo importante que fue el trabajo realizado por las madres de Plaza de Mayo?
Fueron 41 años de lucha incesante, pero tomé dimensión cuando comenzaron a llamarme de las escuelas, de los institutos de no videntes y los colegios de arte para realizar charlas, donde les brindaba mi testimonio sobre lo difícil que fue afrontar la vida con una hija desaparecida.
¿Que opina sobre la Política de Derechos Humanos que se lleva a cabo actualmente?
Realmente es un Desastre. Ellos quieren romper todo. Hace un tiempo se reunieron con el presidente Macri tres personas, la representante de familiares, la de abuelas y la vice presidente nuestra, todas personas de mucha edad. ¿Podes creer que los que lo rodean le dieron un beso a cada una y el no? ni a la entrada, ni a la salida. Por otro lado,yo leo a Eduardo Van Der Koy y dijo que el presidente quiere barrer con todo lo relacionado a los derechos humano, y la verdad que le creo, porque el accionar de Macri le da la razón.
Hablemos del 24 de Marzo ¿Que sintió cuando la declararon Ciudadana Ilustre del distrito?
Yo agradezco eternamente por esto. Me genera un Ego increíble semejante nombramiento. Seguramente mis visitas por estas instituciones tuvieron mucho que ver en esa decisión. Seguramente a la gente le gustó que como me ven acá, soy en las escuelas, me muestro transparente, tal cual soy. La gente me regala cosas, escritos, recuerdos, estoy muy agradecida por todo el cariñó que recibo.
¿Que recuerdo le queda de ese día?
Una gran emoción. Además de los regalos recibidos, me emocionó muchísimo la escultura que realizó Patricia Simek, una verdadera obra de arte que refleja la triste historia de lo vivido en esa época. Recuerdo que hablé con muchísima gente y el cariño recibido por todos los presentes, fue una jornada muy especial para mi, la voy a recordar por siempre.