El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria de Argentina (SENASA) confirmó la detección del insecto diaphorina citri, que transmite la peligrosa enfermedad huanglongbing (HLB), en una finca cítrica de Tucumán y se encendieron las alertas en el sector, que transita por un escenario de crisis en estos últimos años debido a la caída en la comercialización de limón fresco al exterior y camina en esa misma dirección en los productos industriales. «Es el escenario más grave desde 2014», sostuvo Pablo Padilla, presidente de la Asociación Citrícola del NOA (ACNOA).

El organismo nacional comunicó que el vector fue hallado en una finca que se encuentra en la localidad de Caspinchango, 50 kilómetros al sur de San Miguel de Tucumán, una de las zonas del pedemonte tucumano en donde más se desarrolló la actividad citrícola destinada a la comercialización. «Es la primera vez que se encuentra al insecto en una plantación porque hasta el momento sólo hubo hallazgos en la urbanidad. Esto nos obliga a reforzar todos los controles porque el HLB es una enfermedad que afecta a los cítricos y hasta el momento no tiene cura», señaló un técnico tucumano del SENASA a Ámbito.

Por ese escenario, en los últimos días se intensificaron las acciones de prevención en contra de lo es «la enfermedad más grave para la citricultura». Estas tareas, que incluyen trabajos durante el fin de semana, son coordinadas desde el Comité de Emergencia que integran el SENASA, la Estación Experimental Agropecuaria Obispo Colombres (EEAOC), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Secretaría de Producción de Tucumán y la Asociación Fitosanitaria del Noroeste Argentino (AFINOA), se informó.

En diálogo con Ámbito, el empresario Padilla, informó que el sector sigue de cerca la situación pero, todavía, con la tranquilidad de que Tucumán está libre de HLB. Los focos detectados en los últimos años se encuentran en Misiones, Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Corrientes y Entre Ríos. «Estamos en alerta por la detección del vector, que se suma a la crisis que atraviesa la actividad que es, sin dudas, la más grave desde 2014», expresó.

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De acuerdo al empresario, aunque en las próximas tres semanas se terminará la cosecha y se sabrán los números finales, se espera una caída de un 35% en la exportación de fruta fresca, en donde hay una 12.000 hectáreas sobre las que se desconoce todavía cuáles será su destino el año próximo, pues se trata de fincas en virtual estado de abandono. «Es más barato dejar los limones en las plantas, en vez de cosecharlos», explicó.

Consultado sobre el origen del descenso en los volúmenes de exportación, indicó que hay factores múltiples, que van desde el endurecimiento de los requisitos fitosanitarios hasta medidas de defensa comercial que imponen los países que son el destino de los limones de la región. En algunos casos, estas acciones son el resultado de lobbies proteccionistas que promueven que se levanten barreras para defender los productos locales, indicó.

«Si esta situación no se revierte, Tucumán camina directo a perder preponderancia en los productos industriales derivados del limón, como ya sucedió con la fruta fresca», aseveró. Para Padilla, «es imprescindible más que nunca que haya un espacio de consenso, como el que apoyé hace unos meses -la creación del Instituto para el Crecimiento y Fomento del Limón (IFL)– que no avanzó y que la realidad demuestra que es necesario. Es una herramienta que permitiría, también con la participación del Estado, que se lleguen a acuerdos que la actividad privada por sí sola no consiguió», expresó. «Si no se actúa rápido, los que perderán serán los productores y dueños de empaques más chicos, será un sálvese quien pueda», agregó.

Menos fincas de limones

La crisis del sector se reflejó en los resultados del último trabajo del Grupo de Teledetección y SIG (Sistema de Información Geográfica) del INTA Famaillá, a través del procesamiento digital de imágenes satelitales. Según esos estudios, la superficie total con cítricos en Tucumán durante la campaña 2024 es de 42.317 hectáreas, es decir, registró una reducción del 7,52%, debido a que en 2023 la cifra fue de 45.759 hectáreas.

De acuerdo al análisis de los datos, la actividad citrícola tucumana se contrajo en 3.442 hectáreas y los departamentos en donde más se acusó ese impacto fueron Burruyacú, con un descenso de 1.145 ha; Tafí Viejo bajó en 525 ha y Chicligasta, con 408 ha. En el global, en todos los departamentos se registraron reducciones de entre un 4% y un 13%. «Hoy se están arrancando fincas con limones sin cosechar, es una pena y una señal de que el sector debe reconvertirse», sentenció Padilla. ¿Hacia dónde?, preguntó Ámbito. «Hay que generar productos industrializados, como la obtención de ácido cítrico de alta pureza y una solución de azúcares naturales, que tienen una alta demanda en la industria alimenticia y de bebidas, en todo el mundo», cerró.