Sin embargo, pese a que la competencia hacia adentro del PRO no es más que un reposicionamiento de fuerzas, en la que todos los implicados saben que no habrá una interna de la interna, Iguacel cuenta con una estrategia que lo diferencia de sus contrincantes políticos de turno.

Y es que, más allá de que el partido amarillo finalmente alcance los consensos necesarios para presentar un candidato único para dirimir con la UCR (y la Coalición Cívica y el Peronismo Republicano en caso de que quieran presentar aspirantes) quién será el representante de Juntos para competir por la Provincia, el representante de Bullrich hace su jugada.

La intención es clara. Y en cada visita territorial la expresa. Los ejes principales apuntan a la forma de aplicar la seguridad, con la metodología Bullrich como marca.

“No podemos tener mano blanda o diálogo con los delincuentes. Hay que ser claros, apoyar a la fuerza y a los policías sanos que son un montón. Con ellos trabajar. Con la mano firme y la ley en la mano”, aseguró en los últimos días en General Rodríguez como impronta.

Y, de paso, sumó una crítica y una diferenciación con el modelo CABA. Patricia enviaba a Gendarmería y no hubo un solo problema. Ni un corte de ruta que llevara más de media hora. En Capital, no pasa. Entonces la gente elige. Desde el día uno los vamos a eliminar, no puede haber piquetes”.

El toque personal, la otra pata de la propuesta, es la baja de impuestos. Iguacel se apalanca en un distrito chico, de solo 20 mil vecinos (uno de los más pequeños), como plataforma para dar la batalla provincial. “En Sarmiento eliminamos los impuestos, bajamos algunos que había y eliminamos 120. No se paga patente de moto, derecho de construcción, los comercios no pagan cartelería, un bar no paga si tiene una mesa en la calle”.

El objetivo es claro. El jefe comunal busca llamar la atención del ala más conservadora del PRO y también convocar a los libertarios que no se sienten representados por la figura de Javier Miliei.

De ahí la necesidad de profundizar un discurso más conservador y eso que podría leerse como la firme intención de “correr” por derecha a los libertarios. Con ejemplos concretos de gestión. Y un discurso agresivo en el que deja de lado los derechos humanos. “Los presos tienen que trabajar. Si soy gobernador de Buenos Aires será obligatorio mediante una ley”.

De esta forma, en concreto, más allá de quién asuma la responsabilidad de ser el representante, el PRO hace su trabajo para poder evitar la fuga de votos hacia los libertarios y volver a imponer la ansiada grieta como mejor escenario electoral.