Mauricio Macri logró ayer oxígeno político por primera vez desde que la unión del massismo y el kirchnerismo impuso su propia reforma del Impuesto a las Ganancias hasta el Senado. Una nota firmada por Axel Kicillof (Frente para la Victoria) como miembro informante del dictamen sancionado, solicitó introducir una fe de erratas al dictamen opositor para salvar un error de cálculo en el costo fiscal para las provincias. En paralelo, más de media docena de gobernadores del PJ se autoconvocó hoy a las 17 en el Hotel Savoy para rechazar la iniciativa aprobada por el panperonismo en Diputados debido a su costo fiscal. Además, la Casa Rosada recibirá a los ministros de Economía de las provincias a la misma hora en el Salón de los Escudos.
La fe de erratas solicitada por Kicillof a Emilio Monzó, en su carácter de presidente de la Cámara de Diputados -encargado de girar el proyecto aprobado al Senado- modifica la fórmula de deducciones del Impuesto a las Ganancias y eleva el costo fiscal de la iniciativa opositora en relación con la versión original aprobada la semana pasada. Con la corrección, cambia la fórmula de deducciones progresivas (conocida como Tablita de Machinea) para el tramo de trabajadores con salarios netos de entre $55 mil y $95 mil mensuales. Al aumentar el costo de las deducciones, se potencia la baja de recaudación tanto para Nación como para las provincias. La fe de erratas introducida ayer al proyecto disparó una cumbre en Casa Rosada entre Marcos Peña, Rogelio Frigerio (recién llegado de China), Sebastián García de Luca y el titular de la AFIP, Alberto Abad. El costo fiscal final ascendería a 140 mil millones de pesos.
Macri vuelve a quedar así preso del laberinto de gobernadores del peronismo. El escenario es delicado e inestable. No por la falta de capacidad de la Casa Rosada para operar sobre los jefes provinciales del PJ sino porque el Presidente ya no controla una crisis política ajena. La interna expuesta del peronismo. Anoche, el Poder Ejecutivo trabajaba en un esquema de objetivos desdoblados. El primer tramo: bloquear en la sesión prevista para mañana los dos tercios necesarios para que el kirchnerismo, y la presencia marginal del massismo en el Senado, conviertan en ley sobre tablas la reforma de Impuesto a las Ganancias sancionada en Diputados.
Juan Manuel Urtubey (Salta), Juan Schiaretti (Córdoba), Sergio Uñac (San Juan), Domingo Peppo (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos), Rosana Bertone (Tierra del Fuego) y Hugo Passalacqua (Misiones) ultimaban ayer los detalles de una reunión que realizarán hoy a las 17 en Capital Federal -el escenario elegido sería un hotel sobre avenida Callao a metros del Senado-, para hacer público su rechazo al proyecto opositor, a pedido de la Casa Rosada. Un formalismo que, al igual que lo ocurrido en la previa de Diputados, no ofrece garantías para Macri.
El Gobierno nacional queda ahora preso de la atomización y falta de conducción del PJ, en medio del fuego cruzado entre la CGT, los gobernadores, Cristina de Kirchner y Sergio Massa. Ayer, en Casa Rosada, el único dato alentador era el presunto compromiso público de la mayoría de los gobernadores PJ en contra del proyecto de Impuesto a las Ganancias aprobado la semana pasada por el panperonismo en Diputados. Los mandatarios provinciales ya habían prometido lealtad a la Casa Rosada durante el debate en Diputados y, sin embargo, no lograron frenar el proyecto impulsado por el kirchnerista Frente para la Victoria, el massista Frente Renovador y el Bloque Justicialista de la CGT y un puñado de gobernadores presuntamente «friendly» como Urtubey. Los diputados de Salta votaron en contra de lo expresado por su gobernador. Cambiemos tiene 15 senadores propios sobre un total de 72. Anoche, en el poroteo del votos previo a la sesión de mañana, los operadores de Casa Rosada se ilusionaban con un refuerzo de 16 votos peronistas auspiciados por los gobernadores. Llegarían así a 31 votos. Lejos todavía de los 36 indispensables para reformar y bloquear el proyecto que aprobó Diputados. Sin embargo, con 31 votos, el oficialismo estaría en condiciones de bloquear su tratamiento sobre tablas en la sesión de mañana. En ese escenario, el más optimista ganaría una semana de tiempo.
El senador del peronismo federal salteño, Juan Carlos Romero, se manifestó a favor de frenar el proyecto de Diputados por su elevado costo fiscal. El sanjuanino Roberto Basualdo haría lo mismo. Ese sector también aportaría el voto del expresidente Carlos Saúl Menem, senador por La Rioja. Será trascendente también la definición del santafesino Omar Perotti, del Frente para la Victoria. Y también del jefe de bloque del FpV, Miguel Pichetto.
FUENTE: Ambito.com