La escalada del dólar, que este martes llegó a ofrecerse a $530 en varias provincias y que ayer logró cierta estabilidad producto de la intervención del BCRA en los mercados de bonos y cambiarios, desestabilizó aún más la economía cotidiana de millones de argentinos.

Este miércoles la desorientación en los comercios del interior del país llegaba a puntos extremos, con locales cerrados “hasta nuevo aviso” y listas de precios que se iban actualizando de acuerdo con los vaivenes de ayer de la divisa, que terminó la jornada en $474.

El temor generalizado de los dueños de los comercios en las principales ciudades del país radica en la imposibilidad de reponer mercadería y en el atraso del valor de los productos en el momento de la reposición.

En La Rioja, Juan Keulián, presidente del Centro Comercial e Industrial, dijo que el panorama para el sector “es muy complicado” aunque aclaró que por el momento no hay faltante de precios ni escasez de productos.

En Tucumán, muchos de los comercios localizados en el populoso Paseo de la Independencia, se vieron obligados a cerrar más temprano de lo habitual por no tener precios.

De manera generalizada, el comercio del interior del país se queja de la falta de financiamiento para la compras mayoristas, mientras sufren el impacto de la ola inflacionaria y la pérdida de poder adquisitivo de la gente. En ese sentido, los rubros más afectados son indumentaria, joyería y polirubros, entre otros.

Roberto Franco es dueño de un corralón de materiales de la ciudad de Rosario. En diálogo con Ámbito contó que el martes, con un dólar que rozaba los $500, debió cerrar las puertas de su comercio y que recién volvió a abrir ayer después de las tres de la tarde.

“Los clientes con obras grandes en marcha vinieron desesperados tratando de congelar precios, pero no puedo vender por encima del stock porque no sé a qué precio pagaré la reposición”, dijo y exhortó al Gobierno a “resolver esta situación de una vez por todas porque van a pulverizar a todos los comercios”.

Desde el sector de la construcción, sin embargo, aseguran que los valores no deberían subir porque la construcción está atada al dólar oficial. El problema -dicen- está en los intermediarios que salen a cubrirse “por las dudas”.

Donde sí se notó el impacto es en los productos importados, que escalaron un 7%. Por caso, ante la consulta de este diario en un local de repuestos de automóviles, la respuesta fue: “Este precio que le paso por un par de bujes (de un auto que se fabrica en la Argentina, pero con varios de sus componentes importados) es sólo por hoy. Mañana no puedo garantizarle que siga igual”.

A su vez, en ciudades como Clorinda o la propia capital de Formosa, muchos locales de alimentos e indumentaria apeló a la “dolarización” o “guaranización” de sus productos. Sin embargo, las autoridades locales intimaron a rectificar las listas y pidieron a los vecinos que denuncien a los comerciantes que no operen con valores en pesos argentinos. Los pequeños comercios, los dedicados al rubro alimentos, son otro de los sectores que viene dando señales de la asfixia.

Por ejemplo, ayer el presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires, Fernando Savore, aseguró que dada la variación en materia de precios muchos comercios “tuvieron que tomar la decisión de cerrar” y estimó que la inflación de abril podría estar en el orden de 12%.

Un escenario que acrecienta la incertidumbre en un contexto inflacionario que lo complica todo aún más..