El “Imperio del Sur” cordobés define este domingo entre diez aspirantes. El peronismo divido le da una luz de esperanza al radicalismo. La Libertad Avanza no tiene candidato propio.
En Río Cuarto se votará este domingo para elegir al nuevo intendente y a los miembros del Concejo Deliberante, una elección que podría dejar varios mensajes para Córdoba, al tratarse de la única en el año, y que podría ser tomada como referencia para futuras proyecciones nacionales porque esta ciudad es la segunda más grande de La Docta, una suerte de capital alterna. Todo indica que el resultado será cerrado y que «está para cualquiera», de acuerdo a un exdiputado nacional riocuartense de largo recorrido y con sobrada experiencia, consultado por Ámbito.
En las primeras elecciones de la era de Javier Milei, La Libertad Avanza no presenta candidatos, una muestra de las dificultades que tiene los libertarios para construir territorialidad. Cuando los sondeos auguraban derrota por paliza, LLA desistió de jugar. También sobresale la desaparición de Juntos por el Cambio, con la UCR y el PRO marchando por separado.
La particularidad de estos comicios está dada porque hay un escenario de tercios, cabeza a cabeza, en principio. El peronismo llegó fracturado y con dos candidaturas que suman casi un 45% en las encuestas. Es decir, con postulante único nadie pondría en duda que el peronismo ganaba cómodo, pero no. El oficialismo postula al exsecretario de gobierno municipal, Guillermo De Rivas, quien cuenta con el apoyo del intendente saliente Juan Manuel Llamosas y del gobernador Martín Llaryora, que recién en las últimas semanas jugó fuerte. También se sumó al scrum Juan Schiaretti, que en Río Cuarto mantiene una imagen positiva cercana al 60%. A De Rivas le juega en contra el desgaste natural de ocho años de ser oficialista y datos de la economía, como la desocupación, que preocupan a los sectores más jóvenes.
En la vereda del frente, tiene a la peronista Adriana Nazario, que fue funcionaria provincial del exgobernador José Manuel de la Sota y del propio Schiaretti, desde donde construyó un espacio propio que se denomina «Fuerza del Imperio del Sur», con el que se conoce a Río Cuarto. Todo indicaba que ella sería la candidata cantada para suceder a Llamosas pero se desconoce si por impericia o por un desajuste de último momento, el acuerdo estalló en pedazos, pese a los intentos hasta del propio Llaryora. «Se pasaron de rosca con las vanidades y la falta de humildad, eso puede costar muy caro», consideró a Ámbito un politólogo de otra provincia que forma parte de uno de los equipos y se instaló en Córdoba. Nazario fue la última pareja del exgobernador De la Sota y en los últimos días, en un intento por neutralizar ese supuesto punto a favor de la candidata, la diputada nacional Natalia de la Sota, hija el exmandatario provincial, mostró en público su apoyo al oficialista De Rivas y consideró que «si estuviera, su padre también lo haría».
Esperanza radical
Estas diferencias en el peronismo le dan una luz de esperanza al candidato radical Gonzalo Parodi, que tuvo luego de sortear una interna áspera con Gabriel Abrile, con quien selló un pacto, se sacó de encima la marca Juntos por el Cambio (JxC) e hizo campaña con perfil radical. Abrile goza de una buena imagen en el electorado boina blanca e independiente y había sido tentado por La Libertad Avanza (LLA) para que diera el salto pero optó por mantener «los pies en el plato» y encabeza la lista de concejales. El radicalismo cordobés no se encuentra en su mejor hora, está atravesado por quienes buscan mantener cierta distancia con la Casa Rosada y quienes le dan su apoyo absoluto, como el diputado nacional cordobés Rodrigo de Loredo. Un hipotético triunfo de Parodi podría generar un acercamiento entre todas las partes, mientras que una derrota auguraría la profundización de las diferencias.
Con la paridad instalada, serán claves los resultados de tres candidatos que podrían morder algo de los aspirantes más serios de quedarse con la intendencia. Mario Lamberghini hizo campaña con el sello de Partido Libertario pero no logró ni una señal de apoyo desde La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei. En el balotaje, el jefe de Estado logró el 70% de los votos y eso ilusiona al candidato de derecha. El PRO jugó solo, empuja la candidatura de Rolando Hurtado y podría sacarle -habrá que ver- dos o tres puntos a Parodi. Se verá. Mientras tanto, se mira de reojo la postulación del candidato Pablo Carrizo, de Conciencia Desarrollista, espacio que en las elecciones suele obtener entre cinco y siete puntos. «Esos votos hoy valen oro, seguro gravitarán», reflexionó un exsenador que dialogó con este medio.
Una regla no escrita en los escenarios electorales indica que para romper con las hegemonías oficialistas es fundamental que haya una importante participación del electorado. Esto es, una mayor concurrencia favorece a la oposición. Por eso, todos miran cuál será el comportamiento de los riocuartenses, frente a la sucesión de feriados largos que, en principio, augurarían una escasa participación. En los comicios de 2020, plena pandemia de Covid 19, la concurrencia fue apenas superior al 50% y las mediciones actuales indican que podría rondan 60%, frente a un padrón electoral de cerca de 158.000 habitantes. Para el caso de quienes desistan de cumplir con su obligación de ir a las urnas la multa es de $100. Nada.
Los otros aspirantes a la intendencia del «El Imperio del Sur» son Gustavo Dovis, del Partido Humanista; Andrea Casero, de Encuentro Vecinal Córdoba; Nicolás Forlani, de Respeto y Viva Río Cuarto, y Lorena Rojas, del Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad.