Se volvió una costumbre. Y parece que esta vez no será la excepción. Pasó con Sergio Massa en 2015 y con Roberto Lavagna en el 2019, ambos como candidatos presidenciales de un peronismo sin base en el kirchnerismo. Hoy, el gobernador cordobés Juan Schiaretti va en busca de ser el representante de una tercera vía que, a diferencia de las ediciones pasadas, se presenta dentro de escenario menos polarizado con más intención de voto dirigida hacia los libertarios y con un crecimiento de la izquierda.

No es un camino fácil. Y el Gringo lo sabe. No alcanza con el voto cordobés ni tampoco con el aporte del exgobernador Juan Manuel Urtubey, con quien conforma el espacio y con el que tendrá que dirimir quién encabeza la fórmula.

Tampoco se sostiene con aquello que pueda sumar de los gobernadores que hoy se muestran cercanos pero que no necesariamente serán aliados electorales como Alberto Rodríguez Saá, Omar Perotti y Gustavo Bordet. Por ende, la mirada está más allá.

El mandatario necesita de la provincia de Buenos Aires. Al menos para dar una pelea que le permita tener una representación en el Congreso de la Nación. Y para eso hoy tiene línea directa con el diputado nacional Florencio Randazzo y el exlegislador nacional Diego Bossio.

Referentes

Ambos hoy son sus principales referentes bonaerenses para comenzar a delinear un armado que pueda involucrar a aquellos peronistas que no se sienten identificados con el kirchnerismo. Un núcleo fuerte que también es pretendido por cuatro espacios internos que hoy forman parte del PRO con Estamos (la agrupación de Darío Kubar, exintendente de General Rodríguez), Hacemos (con Diego Kravetz y Néstor Grindetti como principales referentes), Encuentro Republicano Federal (Miguel Ángel Pichetto) y la línea del senador bonaerense Joaquín De la Torre con presencia en la primera sección electoral.

Por eso no llamó la atención que días atrás Bossio saliera a declarar fuerte contra su exlíder político, el ministro de Economía, Sergio Massa, en torno a la venta de los bonos en dólares del ANSES para intentar contener la sangría del Banco Central. Fue la forma que encontró el extitular del organismo durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner de hacer público su reposicionamiento.

Bossio está decidido a jugar fuerte en PBA, aquel distrito donde en 2015 se lo veía como uno de los principales candidatos para encabezar pero terminó siendo electo diputado nacional. Con un dato que muchos no olvidan. Pocos días después de asumir fracturó el bloque. Y desde entonces quedó marcado como “traidor” para muchos dirigentes del PJ.

“Dicen que son la tercera vía, pero intentan cortar votos del Frente de Todos y jugar para la oposición. El problema que tiene Bossio es que ya nadie los reconoce como peronista”, le cuenta a Ámbito una fuente que fue muy cercana al exlegislador.

Lo cierto es que la pata bonaerense de Schiaretti cuenta también con otros dirigentes peronistas como los diputados Graciela Camaño y Alejandro “Topo” Rodríguez. Y otros referentes territoriales que viene sumando Urtubey en sus visitas al Conurbano.