El primer deadline para las elecciones tucumanas del 14 de mayo, que fue el cierre del plazo para la inscripción de frentes, mostró que no hubo acuerdo hasta el momento entre la UCR y el PRO, con lo cual peligra la continuidad de la sociedad en ese distrito. De mantenerse, incluso, deberá ser a través de un vericueto formal bajo la forma de acoples (o colectoras).

La UCR, que postula al diputado nacional Roberto Sánchez para la gobernación, inscribió Juntos por el Cambio junto a Propuesta Ciudadana. Pero lo hizo sin el sello amarillo (intervenido en la provincia) ni, fundamentalmente, el Partido por la Justicia Social (PJS) del intendente capitalino Germán Alfaro, el bendecido por Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, que no se anotó en ninguna alianza y solo podrá marchar en soledad.

Así, la fórmula Sánchez-Alfaro ya no sería posible, aunque podría haber un acople de listas como colectoras. Salvo que se formulen pedidos especiales, no previstos, ante la Justicia Electoral.

En la provincia no hay PASO y si bien la idea de la mesa nacional era una definición en base a encuestas sobre el plazo final para presentar candidatos -el 12 de abril-, los dirigentes tucumanos la evitan hasta ahora y se mantienen inflexibles en sus aspiraciones.

“Los frentes no pueden modificarse, quedan tal cual se presentaron. Sí se puede añadir alguna documento extra”, dijo a Ámbito Carlos Amaya, vocero de la Junta Electoral de la provincia.

Y agregó: “El PJS puede aplicar el sistema de acoples: salvo que haya un pedido especial a la Junta, no pueden ir juntos Sánchez y Alfaro, no hay posibilidad de constituir esa fórmula”.

Sin embargo, todavía negocian de manera febril una unidad que evite otra ruptura de JxC, como ya ocurrió para los comicios del 16 de abril en Neuquén y Río Negro. O la más resonante posibilidad de Mendoza, con la puja entre Omar De Marchi y Alfredo Cornejo, a la que se sumó esta semana una nueva tensión en Tierra del Fuego, con un sector del radicalismo que clama por internas para definir candidaturas.

La alquimia tucumana sería de colectoras: el PJS como colectora de JxC, o viceversa. La última opción sería inédita.

En el primer caso, Alfaro debería, según la explicación de la Junta Electoral, encabezar la lista de diputados, ya que tampoco puede ser reelecto en la intendencia capitalina. Si la ecuación se invierte, Sánchez tendría que elegir otra categoría que no fuera la de gobernador para figurar en la boleta protagonizada por el PJS. Una inextricable parábola por no haber alcanzado la unidad antes del plazo del cierre de alianzas.

También aparece en los registros el frente cambiemita Juntos para Cambiar Tucumán, compuesto por el Partido de las Ciudades en Acción y Compromiso Ciudadano Independiente, que podría ser una colectora de Alfaro, si se desarma la sociedad con los radicales.

La última opción es competir como partido, sin alianza que funcione de paraguas. Cualquier de las últimas dos opciones son agua para el molino del oficialismo, que se anotó como Frente de Todos por Tucumán (FDT), que integran el Partido Justicialista y el partido Encuentro por la Renovación. Es que la fórmula Osvaldo Jaldo – Juan Manzur tendría así allanado el camino con la dispersión de los votos opositores.

A estas tres alianzas se suman otras dos que se inscribieron para participar en la contienda. Por un lado, el Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad, constituido por el Partido de Trabajadores por el Socialismo, el Partido Obrero, el Movimiento Socialista de los Trabajadores y Nueva Izquierda.

Por último, Compromiso Pro Tucumán, constituida por el Partido Propuesta Republicana (el PRO, recientemente intervenido) y Compromiso Tucumán.