Luis Caputo dio un portazo y presentó su renuncia a la conducción del Banco Central, en medio de una disputa interna -nunca blanqueada- en las entrañas del Gobierno por el manejo de la política monetaria. El momento, sorpresivo, le suma más incertidumbre a un mercado que desde hace tiempo no encuentra calma. Su reemplazante será Guido Sandleris, un hombre que hasta las últimas horas fue uno de los encargados de negociar con el Fondo Monetario Internacional. En tanto que Gustavo Cañonero continuará como vicepresidente primero de la institución.

Según el comunicado oficial, Caputo le presentó la renuncia al presidente Mauricio Macri, quien se encuentra aún en Nueva York junto al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, en una misión que busca cerrar un nuevo acuerdo con el FMI para ampliar el préstamo de u$s 50.000 millones y llevar calma a los mercados en medio de la «tormenta» financiera que atraviesa el país.

Sin embargo, el trasfondo de poder que hay detrás del alejamiento es el del rumbo de la política económica. Nunca se blanqueó en público, pero son conocidas las diferencias entre Caputo y Dujovne. Tanto es así que el saliente titular del Central, uno hombre netamente de los mercados, se bajó semanas atrás de la misión que encabezó el ministro de Hacienda para negociar el nuevo acuerdo con el FMI. «Esta renuncia se debe a motivos personales, con la convicción de que el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional reestablecerá la confianza acerca de la situación fiscal, financiera, monetaria y cambiaria», dice el comunicado oficial difundido por el BCRA. Según pudo saber este medio, la renuncia causó sorpresa en círculo de la alianza Cambiemos. Macristas y aliados llamaron a varios ministros para saber qué había ocurrido con la salida de Caputo.

La sorpresiva salida de Caputo encuentra a Macri, de quien es amigo personal, en Nueva York negociando con el FMI, junto a Dujovne, una ampliación del crédito de u$s 50.000 millones acordado meses atrás. Si bien se hablaba de añadir unos u$s 20.000 millones extra y adelantar los desembolsos, ayer desde un ala del Gobierno dejaron trascender que el refuerzo sería de no más de u$s 5.000 millones. Otro sector salió a aclarar que se seguía negociando. Esos fondos son clave para estabilizar el tipo de cambio y despejar las dudas sobre la capacidad de pago de la Argentina. De hecho, el propio Macri tuvo que garantizar que la Argentina no entrará en default.

Tal como contó ámbito.com, el Gobierno y el FMI trabajaron todo el fin de semana negociando el acuerdo stand by, en un intento de terminar con la crisis cambiaria que afecta al mercado local desde hace ya más de cuatro meses. Una de las medidas a aplicar, que ya se había acordado, es el «crawling peg», un sistema en el que el dólar flota libre entre bandas preestablecidas. En cambio, Caputo prefería aplicar una política de mayor intervención para controlar el tipo de cambio.

La salida de Caputo es, en términos políticos, una victoria para Dujovne. Sandleris, un hombre de su confianza, es quien tomará las riendas de la entidad monetaria. Y se podría decir que hasta hace minutos estuvo negociando con los técnicos del FMI las condiciones del nuevo acuerdo.

Ayer, en diálogo con periodistas en Nueva York, Dujovne reiteró que no hay cambio de reglas y que no existe ninguna posibilidad de llevar adelante un cambio en el sistema cambiario en Argentina pero sí reconoció que se está hablando con el FMI sobre la fijación de bandas de flotación peso, una suerte de segunda etapa dentro de un proceso que se había iniciado con un sistema de metas de inflación que el Gobierno ahora considera que fue insuficiente y no adecuado para el para el momento.

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