A despecho de que buena parte de la comunidad futbolera argentina cristalizó su trayectoria en el célebre error que cometió ante Croacia en el Mundial de Rusia, el entrerriano Willy Caballero es un arquero muy respetado en Europa y con esa autoridad ponderó al marplatense Emiliano «Dibu» Martínez, elegido como el mejor del puesto en Qatar 2022.
«Emiliano, como le digo cada vez que lo veo, se ganó la confianza y el amor de todos, se metió a la gente de Argentina en el bolsillo», subrayó durante un diálogo con Télam desde Southampton, Reino Unido.
«Cualquier cosa que diga es pequeña comparada con lo que consiguió. Porque primero logró su oportunidad, que era lo más difícil, después continuidad, después darle tranquilidad a la defensa de que el iba a estar siempre ahí, salvar penales claves. Por primera vez en muchos años, no se discute sobre el puesto del arquero y eso es bueno es sano. Tenía que pasar. Era necesario», valoró.
Respetuoso, cordial, distendido, el arquero de 41 años, surgido en las divisiones menores de Boca, atajó todos los temas planteados la entrevista.
Télam: En septiembre cumpliste 41 años y el 5 de febrero se cumplirán 21 años de su debut en la Primera de Boca. ¿Qué recordás de aquel día?
WC: Recuerdo muchas cosas, pero algunas sinceramente bastante confusas, otras que me tengo que reforzar con la ayuda de YouTube. Son muchos años. El debut es algo hermoso. Recuerdo muchas caras, el vestuario, había concentrado con Carlitos Tevez la noche anterior. Fue mi compañero de pieza ese año. Después recuerdo el estadio de Newell’s lleno, y algunas jugadas. Una en la que corto un centro atrás pero doy rebote y le atajo a Larry Saldaña esa misma pelota. Lo recuerdo al Pato Abbondanzieri también. Y a muchos de mis compañeros.
T: Tantos años después, ¿cómo te sentís físicamente y cuál es tu nivel de motivación para seguir en el fútbol profesional?
WC: Físicamente me siento bien. Creo que el haber escuchado a mi cuerpo, me hizo adaptar nuevos ejerccios y ramas que ayudan al físico, como el pilates y el yoga, además del gimnasio con sentido. Esto, explicándolo, es una rutina más cercana a lo que va a necesitar un arquero, no es simplemente levantar kilos y kilos.
Y después, el haber escuchado a mi cabeza también, porque he pasado por mis altos y bajos en cuanto a carrera y performances, pero la cabeza juega todo el tiempo e incluso vino en momentos donde estaba disfrutando en Malag. Así que tomé valentía y comencé tratamiento con psicólogos/as para poder ayudar y sobrepasar lo que estaba atravesando. Obviamente, el físico no es el mismo que cuando tenia 20, pero te diría que me siento mejor que a los 30. Y además tengo motivación para seguir en lo que amo, en lo que hago. Dedico muchas horas y ahora ya hasta puedo continuar entrenado peleando el puesto, y ayudando a los más jóvenes y desarrollando armas que me puedan servir como líder para más adelante.
T: ¿Cómo vivís ser parte del plantel del Southampton y cómo es tu vida cotidiana en esa ciudad?
WC: Ser parte de este hermoso club es algo que agradezco sinceramente. Había estado en dos grandes clubes pero pasar a este me ayudo mucho. Me convenció de muchas cosas también. Un equipo con una humildad envidiable, unos jugadores trabajadores y un grupo sano. Al club también hay que conocerlo, su filosofía y su identidad. No hay que ser iluso. Qué bueno saber esta información de la historia, ya que no me había comentado nada. Pero sí que se ven y quedan en la ciudad algunas ruinas y se conservan con ese objetivo.
T: Medís 1.86. Una buena altura, pero alejado del biotipo del gigante que prolifera en las grandes ligas. ¿A qué atribuís el respeto y la valoración de que gozás en la Premier?
WC: Bueno, 1:86 no es bajo, pero tampoco grandote en la Premier. En adición a eso agregaría que no tengo un talento o una habilidad en el arco en la que me considere un 10. Sin embargo, creo que mi residencia y mi capacidad de aprendizaje, de escuchar, entender y llevar a la práctica, me hicieron adaptar conceptos y necesidades.
Además de competir desde chico en las inferiores con arqueros mucho más altos y con capacidades físicamente mejores me hicieron entender que mi posición es más que un estereotipo. Creo también que mi capacidad de leer futbol, para anticipar y ayudar a mis defensores con pases a sus espaldas, me hicieron contribuir mucho más que con grandes atajadas.
T: Has desarrollado una notable carrera, más allá del tristemente célebre partido contra Croacia en el Mundial de Rusia. ¿Cómo imaginás y qué te cuentan de cómo te registra el futbolero argentino promedio?
WC: El fútbol tiene eso de que cuando la pifiás en un gran escenario puede que te recuerden por eso, más que por las cosas buenas. Y la posición del arquero mucho más. Me resulta difícil saber qué alcance tenía antes de ir a la Selección para la gente que mira fútbol. Creo haber hecho una carrera larga y combatiendo muchos obstáculos sin reproches y sin preguntar o poner excusas. Comencé con muchas lindas alegrías en las juveniles argentinas y en Boca, pero realmente me hice futbolista y arquero de verdad en Elche, en la Segunda de España y fueron años de atajar mucho y que todo eso no llegó a Argentina, después continuó en Málaga mi progresión. Esos fueron unos años increíbles de fútbol y de sentirme bien hasta jugando Champions. Así que quizás tanto en Elche como en Málaga sí que te podría dar una opinión de cómo ellos se acuerdan o se acordarán de mí.
Pero sinceramente es difícil saber cómo me tienen visto en mi país.
T: ¿Te han quedado secuelas anímicas de aquello del Mundial de Rusia, te persigue como una especie de pesadilla?
WC: No. Gracias a Dios, no. Seguí peleando y batallando la temporada siguiente en Chelsea y combatí esos demonios, como se dice; dándole duro al trabajo dentro de la cancha y al cerebro también. Y eso me ayudo a tener revancha jugando más de una vez incluso con un grandísimo arquero enfrente mío.
T: ¿Cómo juzgás el rendimiento de Dibu Martínez en el Mundial de Qatar?
WC: Emiliano, le digo yo cada vez que lo veo, cualquier cosa que diga es pequeña comparada con lo que consiguió. Porque primero logró su oportunidad, que era lo más difícil, después continuidad, después darle tranquilidad a la defensa de que el iba a estar siempre ahí, salvar penales claves. Y así podría estar. Pero creo que hizo otra cosa y es que se metió a la gente argentina en el bolsillo. Todo el mundo lo quiere en Argentina. Por primera vez en muchos años, no se discute sobre el puesto del arquero y eso es bueno es sano. Tenía que pasar. Era necesario. Porque eso se traduce en que cuando te viene un mano a mano en el último segundo contra Australia, todos tienen confianza de él. Se traduce también en que si te viene una tanda de penales, toda la gente empuje con fuerza positiva y confianza para que Emi vuele y alcance pelotas difíciles. Porque se ganó su confianza y el amor de todos.
T: Hasta la adolescencia viviste en Entre Ríos. Pasaste cinco años en España. Llevás nueve años en el Reino Unido. ¿Adónde vivirás cuando te retires?
WC: Quiero seguir ligado al fútbol. Así que viviré donde hayan oportunidades de seguir creciendo y formándome como entrenador de arquero o de campo.
T: ¿Y qué tan lejana ves la hora de colgar los guantes de arquero?
WC: Esa hora ya la viví. Quedé libre de Chelsea con la cabeza pensando en conseguir un equipo para jugar, ya sea en España o donde sea. Y el fútbol me cerró las puertas (muchos clubes preferían un arquero más joven y es entendible), así que pase 6 meses prácticamente retirado, pero no me rendí y seguí entrenando y buscando con mucha de y fuerza para que alguna oportunidad aparezca. Hasta que Southampton apareció y por ello todavía sigo activo.
Con esto quiero decir que no le tengo miedo al retiro. Me siento fuerte y preparado para el post-carrera. Tengo la familia, que es lo más importante, y algunos estudios que seguro me van a servir.