Cabe señalar que detrás de estas estadísticas se esconde el efecto inflacionario ya que el mayor crecimiento del PBI nominal ayudó a recortar los índices de deuda. “Como reflejo del aumento de la inflación, el índice Deuda/PBI global disminuyó por cuarto trimestre consecutivo en el primer trimestre de 2022”, señala el IIF destacando que la caída fue más evidente en los mercados maduros. Ahora la deuda mundial representa más del 348% del PBI y está a unos 15 puntos porcentuales por debajo de su máximo en el primer trimestre de 2021.

“A medida que los efectos dominó de la guerra entre Rusia y Ucrania continúan perturbando la actividad económica mundial, se espera que el crecimiento se desacelere significativamente este año, con implicaciones adversas para la dinámica de la deuda. Debido a los estrictos bloqueos en China y las condiciones de financiación global más estrictas, la desaceleración anticipada probablemente limitará o incluso revertirá la tendencia a la baja en los índices de deuda”, advierte el IIF. Sin embargo, no puede soslayarse que la perspectiva de la inflación también jugará un papel: una inflación más alta continuará ayudando a reducir los índices de deuda en general, mientras que los deudores soberanos y corporativos que tienen menos divisas y deuda a corto plazo pueden beneficiarse más del aumento de la inflación, al menos en el futuro cercano.

Claro que, a medida que los bancos centrales avanzan con políticas más estrictas para frenar las presiones inflacionarias, los mayores costos de endeudamiento exacerbarán las vulnerabilidades de la deuda. “El impacto podría ser más severo para aquellos deudores de mercados emergentes que tienen una base de inversores menos diversificada”, destaca el IIF.

El nuevo contexto económico mundial da cuenta además que hay ahora mayores déficits presupuestarios y aumento de los costos del servicio de la deuda. Los datos del IIF muestran que desde el inicio de la pandemia, la deuda del Gobierno a nivel mundial aumentó en 14 puntos porcentuales (u$s17,4 billones) al 103% del PBI en el primer trimestre de 2022. Por ende, ante el aumento de los costos de endeudamiento los balances soberanos siguen bajo presión. “Dado que las necesidades de financiación del gobierno siguen estando muy por encima de los niveles previos a la pandemia, los precios de las materias primas más altos y volátiles podrían obligar a algunos países a aumentar el gasto público aún más para evitar el malestar social, especialmente si el crecimiento económico es inferior al esperado”, advierte el think tank de la banca internacional que agrega que “esto podría ser particularmente difícil para los mercados emergentes que tienen menos espacio fiscal a medida que aumenta el gasto por intereses”.

En cuanto al endeudamiento corporativo, se observa que las empresas no financieras han acumulado más de u$s14 billones de deuda nueva desde 2019, lo que eleva la deuda corporativa no financiera total a más de u$s90 billones en el primer trimestre de 2022. Al respecto, vale señalar que si bien las grandes tenencias de efectivo de las empresas que cotizan en Bolsa proporcionan un amortiguador contra los impactos adversos, el aumento de los niveles de deuda ha aumentado la sensibilidad de los balances corporativos a las tasas de interés altísimas. “El aumento de los costos de financiación, junto con los mayores riesgos geopolíticos, han borrado de más de u$s16 billones del valor de las acciones mundiales en lo que va del año. A pesar de algunas correcciones en los últimos meses, las valoraciones de las acciones todavía se estiran en los mercados maduros y las estimaciones de ganancias corporativas siguen siendo en gran medida optimistas”, explica el IIF. Sin embargo, alrededor de un tercio de las pequeñas empresas en los mercados maduros ahora enfrentan dificultades para cubrir los gastos de intereses, lo que hace que esta vez sea particularmente difícil para los bancos centrales diseñar un aterrizaje suave.

Con relación a la deuda de los mercados emergentes, el IIF llama la atención sobre cierto oscurantismo estadístico. “Si bien los niveles de deuda y la tolerancia de la deuda difieren significativamente entre los países y sectores de mercados emergentes, el fuerte aumento en los niveles de deuda del Gobierno de este club de países ha puesto la transparencia de la deuda en el centro de atención. La falta de divulgación oportuna de las obligaciones de la deuda pública, la cobertura muy limitada de los pasivos contingentes y el uso generalizado de cláusulas de confidencialidad son los principales impedimentos que provocan asimetrías de información entre acreedores y deudores”, alerta el IIF. Claro que esta falta de transparencia a menudo significa mayores costos de endeudamiento y un acceso limitado a los mercados de capital privado para los deudores de mercados emergentes.

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