En una semana marcada por el febril cierre de listas de candidatos nacionales que expirará en la medianoche del sábado, la provincia de Córdoba -jugoso segundo distrito electoral del país- entró en la cuenta regresiva hacia los comicios a gobernador del próximo domingo, que definirán la sucesión del peronista y precandidato presidencial Juan Schiaretti con una pulseada que asoma polarizada entre el oficialista Martín Llaryora (Hacemos Unidos por Córdoba) y la espada de Juntos por el Cambio, Luis Juez.

Con el telón de fondo del ruido nacional generado por el abortado intento de diseñar un “frente de frentes” entre JxC y el schiarettista “Hacemos por Nuestro País” -el guiño del ala blanda de Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales chocó con el frontón de los duros Patricia Bullrich y Mauricio Macri-, Llaryora y Juez trajinan las últimas recorridas de campaña con foco en captar al pelotón de indecisos y en intentar potenciar el arrastre de votos en enclaves donde perciben menor fortaleza.

Cargado con la misión de sostener el poder que ostenta el oficialismo desde 1999 -y por primera vez sin los nombres de Schiaretti o del fallecido José Manuel de la Sota en las boletas-, Llaryora, intendente capitalino en uso de licencia, protagonizó desembarcos en los últimos días en Marcos Juárez (kilómetro 0 nacional de JxC), Bel Ville, San Francisco (su ciudad natal y de la que fue intendente) y la zona de Gral. San Martín (tierra de Martín Gill y de Eduardo Accastello). Ayer fue el turno de Río Cuarto, también con “el Gringo”, en un sello de campaña en el sur provincial. El cierre final será mañana en la ciudad de Córdoba.

“Todos los números dan arriba a Martín”, aseguran desde filas del oficialismo a Ámbito, con un arco -entre sondeos propios y ajenos- de entre 8 y 11 puntos por encima de Juez. Esa radiografía coloca al candidato del exFdT, Federico Alesandri (Creo en Córdoba), muy lejos (en 2019 no presentaron candidato), con -dicen- “como mucho 2 puntos”. “Córdoba es anti K en más del 90%”, resaltan, y auguran la probabilidad de que “el kirchnerismo” haga “su peor elección en Córdoba”.

Llaryora ató su campaña “a la gestión y al trabajo en equipo” con Schiaretti. “La gestión de ambos tiene una aprobación del 70%”, afirman. Y apostó a un armado de coalición ampliada, con la sumatoria de dirigentes de extracción radical y del PRO, de otros sectores del peronismo (como el de Gill), del vecinalismo y del socialismo, entre otras vertientes (lleva como vice a la radical díscola Myrian Prunotto). “Eso apunta a romper la grieta y en Córdoba se logró, y es lo que buscó Schiaretti a nivel nacional”, dicen, en referencia a la reciente inscripción nacional de la transversal “Hacemos por Nuestro País” para las PASO del 13-A.

Históricamente “el gran bastión” del oficialismo fue el interior provincial. Pero este turno electoral entraña aristas particulares y esperan un fuerte aluvión de votos de la capital (que desdobló la elección para el 23 de julio) y el Gran Córdoba, que reúnen cerca del 40% del electorado. En esa línea, destacan que Schiaretti como dirigente de la capital logró recuperar la ciudad y “por primera vez gobierna un intendente del mismo partido” (Llaryora le arrebató el poder al radicalismo en 2019).

Sin los históricos Schiaretti y De la Sota en las boletas, la estrategia de Llaryora incluyó en el último mes recorridas para apuntalar el conocimiento de su figura en el interior, sobre todo en los extremos sur y norte y en el sudeste. Un esfuerzo que, afirman, dio frutos.

El intento del ala blanda de JxC nacional de conformar un “frente de frentes” con Schiaretti disparó un tembladeral en la versión cordobesa de la coalición opositora, con su rechazo a ese pretendido acuerdo con “el rival a vencer” el 25, frente a un electorado crítico del kirchnerismo que comparten.

Aquella exploración le hizo redoblar visibilidad nacional a Schiaretti pero también a Juez, quien se puso el rechazo al hombro con un raid a CABA en su auto para hacerle un “piquete” a Morales en “su casa” de la UCR nacional. En el entorno de Juez confían en que esa movida repercutirá positivamente en las chances del líder del Frente Cívico.

El terremoto agitó realineamientos. “Será bienvenido todo dirigente nacional que venga a sumar, no a confundir al electorado”, dijeron desde filas de la coalición provincial a Ámbito. Para ayer estaba agendado un desembarco de respaldo de Patricia Bullrich que se canceló producto de la neblina (su avión no pudo aterrizar y pegó la vuelta), mientras que no tenían confirmada aún la presencia de referentes nacionales en el doble cierre de campaña de hoy en Río Cuarto y de mañana en la capital provincial (junto al candidadato a vicegobernador, el radical Marcos Carasso).

Más allá de esos cierres, para esta última semana de campaña Juez concentró agenda “a full” en la capital y el Gran Córdoba. En cercanías del líder del Frente Cívico prefirieron no mostrar sondeos. Desde el oficialismo, en tanto, resaltan que Llaryora espera un buen caudal de votos en esos enclaves y atribuyen a ese escenario el foco puesto por Juez, cuyo tradicional bastión electoral fue siempre la capital.

La del domingo será la tercera pelea por la gobernación de Juez, y en su entorno dicen que es la que lo muestra más fortalecido. “Nunca estuvo la oposición tan junta como ahora”, afirman, y destacan que esta vez marchan con “el radicalismo oficial” y con “un paraguas nacional”, con Juez con “mucha madurez y conocimiento y con la relación con la gente intacta”. En la campaña, Juez destacó las obras del oficialismo “pero también lo que falta”, con foco en la realidad de los trabajadores y de los jubilados y de los servicios públicos. “Le vamos a dar dignidad a la gestión”, afirman.

A diferencia de 2019, HUxC pateó la elección a intendente capitalino para el 23 de julio. Una ingeniería con la que apostaron a potenciar las chances del viceintendente Daniel Passerini frente a -luego se confirmó- el bien parado diputado nacional radical Rodrigo de Loredo.