En los últimos días, el Gobierno parece haber logrado calmar, aunque sea por el momento, la corrida cambiaria que protagonizó el dólar blue durante la semana pasada y parte de esta, en el marco de la cual rompió todo récord estimado hasta ahora y se acercó peligrosamente a los $500, aunque tras la intervención del Banco Central (BCRA) en los tipos de cambio financieros, comenzó a bajar y se ubicó más cerca de los $465. Y es que, tal como indica en diálogo con Ámbito el economista Claudio Scaletta, esta dinámica alcista tiene “un componente de economía real y otro, fuertemente político”.

¿De qué se trata ese círculo vicioso? “Tiempos más o menos largos de dólar relativamente estable en el contexto de una inflación que se acelera significan siempre percepción de atraso cambiario y expectativas de devaluación”, resume como respuesta a esa pregunta el economista. Y aclara que no es que esté diciendo nada nuevo, ni nada que no se haya sabido cuando los paralelos estaban a 400 pesos.

La pata política, clave en la dinámica del dólar

Así, Scaletta asegura que el salto de las últimas semanas, que se controló recientemente, no es ajeno a lo que sucede en la economía real, pero, por otro lado, fue impulsado por la situación política también. Y advierte, en este sentido, que el hecho de que un simple informe hablando de posibilidad de devaluación desate una corrida habla primero de una gran fragilidad en la economía real, pero también, del alto nivel de incertidumbre política. “Me refiero a la incertidumbre sobre las decisiones de política económica que espera el mercado”, aclara.

En consecuencia, el economista señala que, “en la coyuntura inmediata, la dinámica de los paralelos sólo se resuelve con certidumbre política”, que se empieza a lograr a medida que comienza a ordenarse la interna feroz de la coalición de gobierno. Sin embargo, en el largo plazo, considera que hay que atacar las causas reales.

Al respecto, describe que “el gran problema de esta dinámica es que el principal determinante de la inflación local es el precio del dólar”. Scaletta explica que, en general, la inflación de cualquier país está determinada primero por la variación de los llamados ‘precios básicos’, que en nuestra economía son: el dólar, los salarios y las tarifas.

El dólar y su relación con la inflación

Sin embargo, aclara que, “en contextos de restricción externa, el del dólar es el precio básico por excelencia”. Y apunta que eso se puede ver de manera muy directa en las variaciones de los precios mayoristas, que siempre siguen sin retardos las variaciones del tipo de cambio. En tanto, que, en el caso de los precios minoristas, siempre hay un retraso porque inciden las condiciones de cada mercado particular.

Así, explica que las cotizaciones paralelas impactan en las expectativas de cambios en los precios de reposición, motivo por el que, cada vez que hay un salto, se ponen en pausa las listas de precios.

“La memoria histórica de cualquier comerciante sabe que muy excepcionalmente las cotizaciones que alcanza el dólar informal bajan. Por todas estas razones el efecto inflacionario es siempre bastante inmediato”, detalla.

Y, en este sentido, asegura que una inflación de más del 100% anual tiene una dinámica propia y supone una inercia que solo puede combatirse con un plan de estabilización, pero considera que el problema es que un plan de este tipo demanda dos cosas que hoy no se tienen: tiempo y cohesión política.

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