La economía brasileña presenta características de lo que los analistas llaman estanflación. El crecimiento del PBI debería ser del 1,8 %, según el IPEA (Instituto de Investigación Económica Aplicada), pero está recuperación iniciada en 2021, viene ahora acompañada de malos números en otros sectores: la industria, donde las tasas de crecimiento negativas ya son un hecho, y de la agricultura y la ganadería, con un bajo crecimiento.
«Los altos costos de endeudamiento y la escasez de insumos están afectando a las industrias del país vecino», señala Bloombeg.
La inversión cayó en el primer trimestre del año y las expectativas para lo que resta del 2022 no son alentadoras, justo cuando la inflación se ubica en su nivel más alto en dos décadas
La campaña para las elecciones del 2 de octubre próximo, comienza a tomar voltaje y si bien Bolsonaro consiguió reducir la distancia con Lula a través de una serie de medidas económicas, como Auxílio Brasil (programa de subsidios económicos a las familias en situación de pobreza extrema), el lanzamiento del FGTS (Fundo de Garantia do Tempo de Serviço) y el pago del 13º bono a jubilados y pensionados, los sondeos previos proyectan una derrota del actula mandatario.
Asi planteadas las cosas, Bolsonaro, convocó a sus seguidores a prepararse para la «guerra» y evitar que en las próximas elecciones la nación «siga el camino de otros países de Sudamérica».